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‘Rectify’, el tiempo entre los segundos

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(Atención, SPOILERS) Daniel Holden es un hombre que ha perdido el optimismo. Que ha tenido que enfrentarse en cinco ocasiones a la ejecución de la pena de muerte, aplazada en el último instante por apelaciones. Que no ha tenido contacto humano en veinte años. Al que han violado y humillado. Que ha estado encerrado en un reducto sin ventanas, donde no era consciente del paso de las estaciones, de si llovía o hacía sol. «¿Qué era real para ti, Daniel? −le pregunta Tawney–. «El tiempo entre los segundos. Y mis libros, y mis amigos.» Pero Daniel Holden (Aden Young) es liberado por un tecnicismo, y tiene que volver a empezar, resurgir a una nueva vida. Esta es la premisa fundamental de ‘Rectify’, una serie creada por Ray McKinnon, esculpida con ritmo lento y llena de simbolismos, que me ha emocionado profundamente. 

La historia, que presenta a un hombre condenado cuando sólo cuenta dieciocho años debido a la presunta violación y asesinato de su novia Hannah, bucea en las emociones y sentimientos de Holden al recuperar la libertad, después de vivir la mayor parte de su existencia adulta entre cuatro paredes. En ‘Rectify’, la cuestión de la culpabilidad del protagonista no es lo esencial. Lo que realmente nos atrapa es la manera lírica y profunda de ahondar en los sentimientos que experimenta el protagonista al volver al mundo, en sus sensaciones al reencontrarse con una vida que abandonó hace mucho. «Aún no logro manejar bien el concepto de tiempo. Hoy he tenido momentos donde siento que sólo han pasado algunas semanas y todavía sigo en el instituto. Pero, la mayor parte del tiempo, siento como si siempre hubiera estado allí», le dice Holden a su madre mientras ésta lo contempla entre lágrimas.



Daniel contempla el amanecer con su hermana
A través de los ojos de Daniel que, en muchos aspectos siguen siendo los de un niño, experimentamos un renacer trascendental, un intento de volver a conectar con las cosas sencillas e importantes de la vida. Ver una película con su hermano, los rayos del sol entre las hojas de los árboles, el amanecer en el campo, sentarse con los pies descalzos en un campo de football y comerse una chocolatina, dejar caer sobre su cuerpo el plumón de las almohadas, desde su perspectiva se convierten en actos inusuales, magníficos, que casi rozan lo sagrado.

Odio y juicios paralelos
Aunque la sombra de la duda sobre la culpabilidad de Holden siempre planea sobre la historia, no podemos evitar conectar con este ser humano inexperto, al que le han arrebatado la juventud, y que continúa siendo juzgado fuera de la cárcel. El estigma sigue pesando sobre él, convirtiéndose en temáticas relevantes el juicio paralelo de la sociedad, los odios viscerales y prejuiciosos, los intereses políticos en juego, la imposibilidad de empezar de cero y hacer tábula rasa con su pasado y, de manera subyacente, la pena de muerte. ‘Rectify’ también plantea los conflictos de la reintegración familiar y cómo, a través del cariño y la paciencia, deben aprender a convivir de nuevo.



Asimismo, hay un simbolismo evidente sobre la lucha entre el bien y el mal, con reminiscencias fantásticas y alegóricas, que se manifiesta sobre todo en el magistral quinto episodio, “Drip, Drip”. En él, Holden, mediante una narración surrealista y onírica, debe luchar contra el diablo (¿o es su némesis?) antes de ser bautizado, y se plantea otro pilar relevante para la historia: la búsqueda de redención y la (im)posibilidad de obtenerla mediante la religión. La serie posee múltiples referencias religiosas y filosóficas, que nos ofrecen pistas para ahondar en las cuestiones sobre las que reflexiona, como la escalera de Jacob (la conexión entre cielo y tierra) o el mito de la Caverna de Platón, sobre el distinto conocimiento del mundo a través de los sentidos o de la razón (lo mismo que le sucede al protagonista).

Debido a su lirismo, a la temática compleja y la forma de contar la historia, que busca una visión reposada y meditada, sin efectismos de guión, nos hallamos ante una serie que hace honor a su sello: el canal Sundace Channel. Mención especial merece la interpretación de Aden Young, que ha conseguido reflejar en su rostro esa actitud de extrañeza, dolor y maravilla ante el mundo que le rodea, e inspirar una insólita ternura. ‘Rectify’, con seis episodios en su primera temporada, ha sido renovada para una segunda.

La serie ha conseguido emocionarme en muchos momentos, pero, si tuviera que elegir escena, me quedaría con una del tercer episodio, con Daniel en el altillo, abriendo la caja donde su madre guardaba sus cosas, volviendo a poner sus viejas cintas de música en el walkman, vistiéndose con la ropa de trabajo de su padre fallecido, bailando, divirtiéndose, recuperando su vida después de tanto sufrimiento. Y, finalmente, encontrando una cinta que su novia le grabó para su cumpleaños, con un mensaje donde le dice que le quiere. Vosotros, ¿con cuál os quedáis?

PD Gracias a @pablomorales94 por su idea fundamental de que Daniel sigue siendo un niño y por compartir impresiones conmigo :)

Más información sobre 'Rectify' en Sundance Channel España

Nota en Mis Puntuaciones

Ficha técnica
Título original: Rectify
Cadena: Sundance Channel
Año de creación: 2013
Creda por: Ray McKinnon
Temporadas: 1 (6 episodios)
Website 


‘Nashville’, lucha de gatas y musicón

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Ya sabes, querido lector, que ésta que escribe es de gustos refinados. ‘The Wire’, ‘Los Soprano’, ‘Breaking Bad’, ‘Treme’… bien, muy bien, grandes series, mucha complejidad, muy molón todo. Pero, ojo, que tengo mi lado oscuro y muy horrible que me impulsa a meterme entre pecho y espalda maratones de ‘MasterChef’ e, incluso (oh, my God, voy a hacer una confesión), SERIES ESPAÑOLAS (suena música de terror) como ‘Hay alguien ahí’, que me la vi la mar de contenta bajo la mirada estupefacta de mi santo esposo.

Dicho esto, refinado lector, respira tranquilo, porque no voy a apuñalarte con una review sobre la mentada y fantasmagórica serie, sino sobre‘Nashville’, un culebrón vacíacocos tremendamente entretenido que, al igual que la primera temporada de ‘Revenge’, ha conseguido encandilarme con sus historias huecas de amor y odio, trajes country de muchos brillos, botas vaqueras rosa pasión, madres y guitarristas a los que les gusta tener el morro caliente y amores imposibles enfangados en el pasado. ¿Y qué tiene ‘Nashville’ para conseguir que sonriera como el gato de Cheshire cada vez que bajaba un capítulo? Pues en realidad nada. Y todo. Vamos por partes. (ATENCIÓN, SPOILERS)



PULGAR EN ALTO

1. Lucha de divas 
Esto me pirra. Tenemos a una Connie Britton que encarna a Rayna James, una estrella de la música country con melenaza pelirroja y jeans apretados, que ya necesita mucha crema Ponds para tener el cutis terso. Como en su papel de ‘Friday Night Lights’, la chica es maja, honesta, un punto pelma y, todo sea dicho, algo calienta braguetas. Pobre Deacon. Lo ha pasado mal. Y encima va y descubre QUE SE LE HA NEGADO LA PATERNIDAD POR SER UN BORRACHÍN. Mal, Rayna, mal. Que aunque Deacon sea el hombre al que le susurran las botellas, no decirle que tiene una hija es digno de Alexis Colby, hombre ya.

La diva con ínfulas (momento botas)
En el bando contrario tenemos a Juliette Barnes (Hayden Panettiere), una petarda insufrible, una niñata de pasado oscuro que, en su interior, esconde a una dama del country en potencia. La niñata tiene talento, pero no lo podrá explotar de verdad hasta que alguien le de una buena somanta palos, así, uno detrás del otro, hasta que el culo le arda. La Panettone (como ha sido bautizada en el bar de Twitter) necesita MANO DURA. Eso sí, el personaje ha sido el mejor de la serie, el más intenso, el que se comía la pantalla cuando aparecía y, en el último episodio, ha podido lucirse haciendo que se nos encoja el corazón frente al ataúd abierto (maldita costumbre, no la entenderé nunca) de su madre. En fin, que esta lucha de gatas nos recuerda a los buenos momentos Alexis-Krystle, sus indirectas y sus sonrisas falso-pérfidas, que son el perfecto puñal de una buena Queen, ya sea Victoria Grayson, Rayna James o whatever. En esto ‘Nashville’ mola. ¡Y cómo!

2. Una música cojonuda
A raíz de lo anterior, cabe mencionar un asunto importante: cómo he flipado con los números musicales de la serie. Tanto, que me voy a poner mi playlist en modo bucle durante un tiempo. He amado ver a Juliette sobre el escenario cantando ‘Boys And Buses’, con esa minifalda de infarto, esas lentejuelas, esos taconazos, esa melena rubia ondeando al viento… Tampoco han sido moco de pavo los momentos intimistas de las divas con sus guitarras, componiendo. Sobre todo las escenas de Juliette descubriendo lo que hay en su interior, dejando atrás a su personificación de la Miley Cyrus más comercial, dejándonos atisbar quién se esconde bajo esa coraza y… llevándose al huerto al vaquero Deacon. Y, oh Lord, cuando las divas se suben al escenario juntas, enfundadas en sus ceñidísimos vestidos, listas para matar a golpe de tacón, ya me pueden decir que Undargarín ha sido encarcelado que no le doy al 'pause' ni que me asesinen.

También he disfrutado muchísimo de los duetos entre la pavisosa Scarlett O'Connor (Clare Bowen) y chicobueno Gunnar Scott (Sam Palladio), porque, aunque sean unos personajes más planos que una sartén (con la risible bajada a los infiernos de chicobueno, después del fade out de su hermano ‘el dangerous’), las canciones han sido maravillosas. Y, claro que sí, las historias de jóvenes talentosos que luchan para conseguir el éxito siempre me gustan a poco que estén bien hechas. El dueto que me dejó sin habla fue ‘If I Didn't Know Better’, un TEMAZO con el que pensé, «oh, wait, atención a ‘Nashville’».



Otro de los grandes aciertos y, sin duda, uno de los platos fuertes de la serie, son las apariciones estelares de las hijas de Rayna en la serie. Estos ángeles cantores, que en realidad se llaman Lennon y Maisy, tienen 13 y 8 años, y son hijas de The Stellas, un grupo country canadiense bastante bluf, me HAN FASCINADO. Aquí os dejo el momentazo con el tema ‘Ho Hey’, que se marcan dejando al personal con la boca abierta, aunque ya sabíamos de lo que eran capaces al escucharlas en el Talent Show del cole cantar ‘Telescope’. Las niñas, cuyo nombre artístico es Stella Sisters, ya tienen club de fans y página web para que podamos cotillear a gusto. Ahí van un par de vídeos para que te deleites.





¡A LOS LEONES!

1. La trama más aburrida que he visto hace mucho en una serie: la de Lamar Wyatt, el padre de Rayna, que sabemos que es un político corrupto pero ni cómo ni por qué (ni ganas, oye). Este estereotipo viviente de villano J.R. no sólo le ha restado muchos puntos a la serie, sino que me ha hecho bostezar más que ‘El libro gordo de Petete’. Por dios, señores guionistas, ¿por qué lo han resucitado después del infarto?¿Ya eran muchas muertes de progenitores para la primera temporada? Yo sólo digo: sin piedad y al cuello.

2. Avery Barkley (Jonathan Jackson), otro pseudomalo que me hubiera gustado que sufriera al conseguir la fama, ¡pero no! En el fondo es un buen tipo y tiene que perseguir a la pavisosa de peluca Barbie. ¡Y encima va de cantautor al piano después de su vena más rockera! ERROR. Ver al gilipollitas sufrir los infortunios de la ansiada fama hubiera estado bien. Y si el negro productor con pasta le hubiera tirado los trastos, mejor aún (muahahahaha).

Scarlett, todo estilo y glamour
3. Entiendo que, para explicar la personalidad paleto-sensible de la pavisosa Scarlett, el pelo y ropaje tuvieran que ser lo peor. Pero sus atuendos de mercadillo y ganchillo de la abuela en combinación con ESAS BOTAS con flecos (y sin flecos), me perturban hasta extremos insospechados y me hacen reflexionar sobre los abismos de mal gusto adónde se puede precipitar el ser humano.

4. Los cliffhangers finales (la gafitas descubre la identidad de su verdadero papi, Rayna y  Deacon se la pegan en el coche y la rubia explosiva gana premios pero se amorra al pilón cada vez más) han sido demasié hasta para este formato culebrónido-musical. Se les ha ido la mano de todas, todas.

En fin, que a pesar de todos estos defectos, me lo he pasado bomba y ¡quiero más! Esperemos que no se les vaya la pinza a los guionistas como en ‘Revenge’ (menuda S02 más soporífera, ni llegar al episodio cuarto pude) y nos sigan entreteniendo como hasta ahora. Y, por favor, ¡más actuaciones de Stella Sisters! 

PD ¿He dicho ya que ‘Nashville’ ha sido renovada para una segunda temporada?

Nota en Mis Puntuaciones

Ficha técnica
Título original: Nashville
Cadena: ABC
Año de creación: 2012
Creada por: Callie Khouri
Temporadas: 1 (21 episodios)
Website

Si te ha interesado este artículo, quizás quieras leer (y reírte) con
Smash, del éxito del piloto a la vergüenza de Bollywood
Revenge, algo más que un culebrón (primera temporada)

Mis 25 series favoritas (I): dramas

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El otro día, una querida amiga a la que le gusta mucho el cine pero que no ha visto demasiadas series (a excepción de ‘The Wire’ y ‘The Sopranos’), me preguntó cuáles podía recomendarle. «He entrado en tu blog, pero hay tanto…», me dijo con cara de agobio. Esto me hizo pensar en la posibilidad de hacer una entrada recopilatoria, donde seleccionara mis 25 series favoritas de todos los tiempos. Para que no salga un churro larguísimo e ilegible voy a dividir el artículo en dos partes: dramas y, la semana que viene, comedias, miniseries y clásicos modernos.

Está claro que, como toda selección, es subjetiva, pero como bien dijo mi amiga «solemos leer los blogs con los que compartimos gustos y, aunque no siempre estemos de acuerdo, sí es una manera bastante segura de aproximarse a series que no conocíamos de antemano». Tenía razón. En los comentarios del blog suelo explicar que con mis opiniones no pretendo sentar cátedra, faltaría más. Se trata de mis preferencias, sencillamente, que están en constante cambio y evolución.

Por tanto, mi pretensión no es causar polémica (al igual que no la persigo con las puntuaciones del blog), sino establecer una pauta que, personas con gustos similares a los míos, puedan seguir para ver series, buenas series, las que más me han llegado, las que considero indispensables. Éstas son las que en el apartado de “Mis Puntuaciones” tienen una nota de 4 (Excelente. Hay que verla) y de 5 (Obra maestra). Espero que este post le sirva de guía a mi amiga, y sea útil a más personas para que disfruten tanto como yo. Ahí va la selección, con enlaces a otros artículos por si queréis profundizar en la información.



‘The Wire’(Nota: 5) 

La obra maestra de David Simon, la serie por excelencia. Tan compleja como entretenida. Tiene humor, drama y personajes inolvidables. La grandeza de ‘The Wire’ radica en que su guión respeta la inteligencia del espectador, que extrae sus propias conclusiones y, sobre todo, en la capacidad de trascender su ámbito local para reflejar problemáticas universales que afectan al conjunto de la sociedad.

Especial The Wire: una declaración política de principios
Especial The Wire (II): ¿quiénes son los verdaderos villanos?

The Sopranos (Nota: 5)

La he vuelto a revisar hace poco y sigo pensando lo mismo que la primera vez: que es absolutamente increíble. No es que Tony Soprano sea uno de los mejores personajes de la historia del cine y la televisión, es que el reparto al completo y la construcción de personajes son sencillamente alucinantes e irrepetibles. En esta ocasión he disfrutado muchísimo con los secundarios y con la absoluta maestría que hay tras el personaje de Carmela. ‘The Sopranos’ está repleta de humor, drama, auténtica vida, de momentos únicos y deslumbrantes. Por no hablar de su música. 

Especial Los Soprano (I): una serie única e irrepetible
Especial Los Soprano (II): psicoanalizando a Gandolfini y otras curiosidades del reparto
La música en Los Soprano, otra forma de diálogo


Northern Exposure ('Doctor en Alaska', Nota: 5)

Este dramedia (cómo odio el palabro) es mi 'happy place' por antonomasia, donde vuelvo cuando quiero reencontrarme con antiguos y queridos amigos. Eso es 'Northern Exposure' para mí: un lugar donde el tiempo no pasa y en el que puedo refugiarme cada vez que lo necesito. Esta serie me ha acompañado a lo largo de mi vida y lo seguirá haciendo. De 'Northern Exposure' me gusta todo, aunque lo mejor es la sensación de felicidad, tranquilidad y bienestar que experimento cada vez que me sumerjo en ella.

Doctor en Alaska, una serie donde me gustaría vivir (I)
Doctor en Alaska, una serie donde me gustaría vivir (II)


I, Claudius ('Yo, Claudio', Nota. 5) 

Una serie mítica de la BBC, considerada uno de los mejores programas británicos de la historia. Aunque con el paso del tiempo su apariencia, muy teatral, pueda provocar el rechazo del espectador moderno, no hay que dejarse llevar por las apariencias. ‘I, Claudius’ tiene uno de los guiones más brillantes que he visto en una serie de televisión, y un reparto con monstruos de la interpretación, absolutamente inolvidable, encabezado por el gran Derek Jacobi. Un clásico que no te puedes perder.

Yo, Claudio, la inspiración hecha serie

‘Treme’ (Nota: 4,5)

De nuevo David Simon es el artífice de esta serie magistral, un mosaico de vidas en el Nueva Orleans post-Katrina. ‘Treme’ es emoción, es el alma de la ciudad en la música (soberbia, por cierto), es la épica de seguir viviendo cuando todo está muy jodido. 'Treme' cuenta historias sobre personas que luchan por sobrevivir. Son historias duras que, en ocasiones, terminan mal. Pero, en medio de la crudeza, al igual que ocurre con la vida misma, se entrecruza el amor, la amistad, la honestidad, la valentía moral, diciéndonos que no todo es negro, que no todo está perdido.

Treme, sobrevivir a la tormenta
La música de Treme, el alma de Nueva Orleans
Treme, cuando no todo está perdido

‘Oz’ (Nota: 4,5)

Una grandísima serie firmada por Tom Fontana. ‘Oz’ narra las existencias de presos y funcionarios de prisiones dentro de la cárcel de máxima seguridad Oswald Penintentiary. Historias de venganza, odio, traición, amor y conflictos sociales y raciales que te desgarran, y un reparto lleno de caras conocidas, son los pilares de una de las series míticas de la HBO. Al igual que ocurre en 'The Wire' o en 'The Sopranos', el guión respeta la inteligencia del espectador y, poco a poco, a través de la narración, vas sintiendo la perversión del sistema penitenciario, el horror despiadado de la pena de muerte, la inutilidad de las cárceles para la rehabilitación social.

Todo lo que tenemos en Oz: sueños y esperanzas


Además de las series mencionadas, en un escalón ligerísimamente inferior (con nota de 4), sitúo series portentosas como ‘In Treatment’, ‘Six Feet Under’, ‘Damages’, ‘Mad Men’ (todavía no ha concluido, quizás aumente su puntuación), ‘Twin Peaks’ y 'Breaking Bad', de la que también estoy pendiente de ver el último tramo para valorarla al completo.

Mis 25 series favoritas (II): comedias, miniseries y joyas modernas

Las portadas 'Playboy' de ‘Mad Men’ y otras propuestas artísticas

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Los personajes tan pintorescos, la estética que atraviesa las décadas de los años 50 y 60 (hasta la fecha), el diseño de mobiliario, el vestuario de gusto impecable, el colorido más chic y, por supuesto, la propia historia, han catapultado a ‘Mad Men’ al podio de las series más carismáticas e icónicas de los últimos años. Fruto de este éxito, al igual que ha sucedido con ‘Breaking Bad’, ha proliferado una gran cantidad de arte gráfico que va desde el minimalismo más elegante al humor satírico, pasando por otras propuestas, digamos, algo más controvertidas, como es el caso de las portadas 'Playboy' vintage utilizando a los personajes femeninos más 'hot' como Joan o Betty bajo el epígrafe 'The Ladies of Madison Avenue'.

La propia cadena AMC ha diseñado unos pósters promocionales muy sofisticados, aunque los elementos que más se repiten son aquellos que se han convertido en característicos de la serie: el tabaco, la bebida, el 'Zou Bisou Bisou' y la curvilínea figura de la pelirroja más maciza de la tele (una auténtica 'pin-up girl'). Por supuesto, no podía faltar el ya clásico slogan de Keep Calm (and Drink and Smoke)

Os dejo una selección de las imágenes que más me han gustado, y os recomiendo especialmente que os descarguéis este precioso paper doll de Megan con un guardarropa muy completo, que se encuentra en el propio blog de la serie. También podéis echar un vistazo (si no lo habéis hecho ya), a las barbies de 'Mad Men', una irónico proyecto artístico plagado de un sentido del humor muy corrosivo. Ah, y no os perdáis a los publicistas convertidos en algunos de los phychos monstruosos con más glamour del cine como Freddy Krueger o Jason. Espero que disfrutéis. 


























Mis 25 series favoritas (II): comedias, miniseries y joyas modernas

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Si la semana anterior hablábamos de dramas, esta semana comentaré mis comedias, miniseries y clásicos modernos (o nuevas joyas) preferidas, con notas de 4 (Excelente. Hay que verla) y 5 (Obra maestra. No hace falta decir más) en el apartado Mis Puntuaciones del blog. Al igual que en drama suele haber opiniones más próximas (‘The Wire’ y ‘The Sopranos’ suelen aparecer en casi cualquier podio seriéfilo), en comedias la cosa cambia. El humor es algo muy especial, muy subjetivo. Personalmente, en el terreno de la comedia soy de gustos bastante ‘mainstream’.

Sobre las miniseries, un pequeño apunte: predominan las británicas. Esto no es raro, porque nuestros vecinos ingleses son los maestros en el arte de buenas historias condensadas en pocos episodios. Pero hay una, muy buena, americana. En relación con los clásicos modernos o nuevas joyas, he seleccionado tres series relativamente recientes que me han impactado gracias a unos guiones inteligentes, emocionantes y unas actuaciones poderosas. Cada una es de una nacionalidad diferente. No es que las haya escogido por eso, claro, pero lo resalto porque me ha parecido curioso. Y hago una pequeña reflexión: voy a intentar profundizar en las buenas series que no se realicen en Gran Bretaña o EEUU. Los nórdicos han dado un paso de gigante, pero hay mucho mundo por descubrir. Si alguien puede recomendarme un blog, un libro o artículo donde se hable de producciones de otras partes del mundo, se lo agradecería.

Como ya dije en mi anterior post, con esta selección no pretendo sentar cátedra ni nada por el estilo. Estas son mis series, las que más me gustan. Quizás coincidamos en alguna, quizás no. Sólo espero que abras tu mente (yo lo intento a menudo) e intentes probar algo nuevo. A lo mejor te llevas una sorpresa y te lo pasas genial.



MINISERIES

State of Play (Nota: 4,5)

Aunque ninguna de las miniseries seleccionadas alcanza la máxima nota, ‘State of Play’, de Paul Abbott, es la que más se aproxima. ¿Y quién es Paul Abbott?, te preguntarás. Una mente prodigiosa, un creador único, el David Simon (guardando las distancias) británico.
Esta imprescindible miniserie, donde nada es lo que parece, te deja pegado al sillón hasta que concluye. Como siempre, lo que hay detrás es un guión magistral y actuaciones soberbias. Y sí, parece un convencional thriller de periodistas y políticos. Pero no lo es. Es mucho más. No leas nada sobre ella. Bájatela y ponla. Me lo agradecerás.

State of Play, un magistral thriller de Paul Abbott


La actuación de Chloë Sevigny, impresionante
Hit & Miss (Nota: 4)

Aunque se barajó una segunda temporada que al final no cuajó, ‘Hit & Miss’ como miniserie funciona a la perfección.  De nuevo tenemos una creación de Paul Abbott, que emociona con una historia extraña e intimista, donde una asesina transexual, interpretada por una Chloë Sevigny en estado de gracia, consigue momentos de intenso lirismo y belleza. Una inmensa fotografía, una BSO fabulosa y una actuación alucinante de Sevigny hacen de ‘Hit & Miss’ una de esas series imposibles de olvidar.

Hit & Miss: Mia frente al espejo

Generation Kill (Nota: 4)

Tenemos que volver a citar a David Simon. No queda más remedio. Pero es que lo que toca este hombre se convierte en oro. En este caso, el tema es espinoso y apasionante: el absurdo de la guerra (que sea en Irak es lo de menos). Como sucede en ‘The Wire’, no hay ningún propósito moralizante. Uno sólo tiene que mirar y escuchar para darse cuenta de lo que ocurre. Lo mejor, el costumbrismo de los marines, su día a día, las puyas, el sentido del humor, la capacidad de meternos en su piel aunque despreciemos su ideología y cómo a un momento de horror puede precederle una carcajada. Además, ‘Generation Kill’ tiene la secuencia bélica más poderosa que he visto jamás en cine o televisión.

David Simon retrata el absurdo de la guerra en ‘Generation Kill’

House of Cards (BBC) (Nota: 4)

Aunque tiene dos secuelas, lo más interesante con diferencia son estos cuatro magistrales episodios que conforman ‘House of Cards’. Tema: la podredumbre del poder, la ambición y la maldad, que se conjugan en uno de los personajes más fascinantes y maquiavélicos que ha dado la televisión: Francis Urquhart. Esta serie, estrenada en 1990, fue un auténtico éxito de público, y denunció la escalada de poder de las alimañas parlamentarias tras el reinado de la Dama de Hierro. Un reparto de quitarse el sombrero y una cita para la historia: «You might very well think that, but I couldn't possibly comment». No confundir con ‘House of Cards’ de Kevin Spacey. La British mola mucho más. 

‘House of Cards’, magistral serie sobre la ambición

Brideshead Revisited (Retorno a Brideshead, BBC) (Nota: 4)

Otro clásico ‘British’, con actuaciones magistrales a cargo de Jeremy Irons y Anthony Andrews. Inspirada en la novela homónima de Evelyn Waugh (1945), la serie narra la historia de la relación entre Charles Ryder y la aristocrática familia Marchmain.  Esta serie fue un verdadero hito cuando se estrenó. Destacan las interpretaciones, las localizaciones en escenarios como Venecia, Malta, Oxford y Howard’s Castle (mansión Brideshead), donde Stanley Kubrick rodó ‘Barry Lindon’, y sobre todo, el tema de la homosexualidad a principios de siglo XX. 

‘Retorno a Brideshead’, homosexualidad y nostalgia del pasado

COMEDIAS


Louie CK, un gran talento
Louie (Nota: 4,5)

Louie CK es un genio. Y no lo digo a la ligera. No sólo ha construido una serie sorprendente donde renuncia a los estereotipos y convenciones de género, sino que, además, lo ha hecho con una creatividad, humanidad y sentido del humor de quitarse el sombrero.
Louie CK es un todoterreno que escribe, dirige, protagoniza y edita su programa, hecho que ha permitido una creación que transciende las clasificaciones y que amalgama notas de terror, surrealismo, documental, cine de arte y ensayo y ‘stand up’. En esta serie, SU serie, el autor ha conseguido destilar lo mejor de sí mismo, y reflejar su visión del mundo, creencias, su faceta como padre, sueños, frustraciones y su inmenso amor por el cine y la música. 'Louie' es simplemente maravillosa.

Louie, una inclasificable obra maestra


Modern Family (Nota: 4)

Aunque ha perdido la chispa de las dos primeras temporadas, ‘Modern Family’ es una de esas comedias que vemos con una sonrisa en la boca y que, a menudo, consigue que lancemos una carcajada. No voy a hablar de los numerosísimos premios que ha obtenido. No hace falta. ‘Modern Family’ tiene uno de esos repartos donde cada actor es un hallazgo, y que, unido, consigue poner en marcha los difíciles resortes del humor y sacarle todo el partido al texto. Realmente los guionistas y creadores de la serie, Christopher Lloyd y Steven Levitan, han sabido cómo crear un producto que contenta a toda la familia y a paladares más exigentes: una combinación de la ironía más sarcástica y almibarado ‘happy end’. Yo la sigo disfrutando mucho, aunque a veces echo en falta esa brillantez del inicio.

Modern Family, el arte de hacer reír (I)
La comicidad en 'Modern family' y algunas filias personales


The Big Bang Theory (Nota: 4)

Aunque su fórmula esté un poco desgastada, ‘The Big Bang Theory’ ha conseguido lo que pocas: conectar con el espíritu freak-nerd-geek de millones de fans en todo el mundo (y con los que no lo son) gracias a unos guiones muy ingeniosos y a un personaje que ya es un clásico de la televisión: Sheldon Cooper. Tanto es así que podemos afirmar que 'The Big Bang Theory' se ha convertido en una serie de culto, con todas esas referencias que me encantan a juegos de rol, series de ciencia ficción y fantasía, videojuegos, superhéroes, redes sociales, sistemas operativos, cómics, juguetes y merchadising de películas. Aunque últimamente se ha convertido es una sitcom de parejas (perdiendo parte de su encanto original), sigue teniendo momentos hilarantes que consiguen que sigamos viendo episodio tras episodio. Qué queréis que os diga: cuando tengo unos cuantos capítulos de ‘Big Bang’ pendientes para verlos de tirón, soy feliz.

Especial The Big Bang Theory (I): la revolución friki
Especial The Big Bang Theory (II): "¿Por qué hacéis eso? ¡Porque podemos!"


CLÁSICOS MODERNOS O NUEVAS JOYAS

Hatufim (Nota: 4,5)

Si la primera temporada de ‘Homeland’ te atrapó gracias a su intriga y psicología de sus personajes principales, la original israelí en la que se basa la exitosa serie americana hará tus delicias. ‘Hatufim’ es una obra maestra. Es mejor que la americana en todos los sentidos: más compleja y profunda en las motivaciones de los personajes, veraz, emotiva y escrita con una gran sensibilidad. Además, ‘Hatufim’ te hace reflexionar sobre el sinsentido de la violencia y los extremos psicológicos a los que puede llegar el ser humano en situaciones límite como el secuestro. Indispensable.

Black Mirror (Nota: 4)

Con dos temporadas emitidas hasta la fecha, esta serie británica, concebida por la incisiva pluma de Charlie Brooker, es una piedra de toque, un revulsivo de conciencias. Sus episodios autoconclusivos tocan de manera hiperbólica temas de actualidad bajo el prisma de la nueva sociedad de la información, más tecnológica y alienada. La muerte, la justicia, la venganza, la soledad, el ciberactivismo, la política, el espectáculo de masas son algunas de las cuestiones sobre las que se lanzan preguntas al espectador, que se estremece pensando en ‘ese posible futuro’ que parece cada vez más próximo… ‘Black Mirror’ no te dejará indiferente, te lo aseguro.

‘Black Mirror’, la aterradora cercanía del futuro
Black Mirror, cuando el futuro ya está aquí


Rectify (Nota: 4)

Una de las últimas revelaciones del canal Sundace Channel, llena de sensibilidad y emoción. La historia, que presenta a un hombre condenado cuando sólo cuenta dieciocho años debido a la presunta violación y asesinato de su novia Hannah, bucea en las emociones y sentimientos del protagonista al recuperar la libertad, después de vivir la mayor parte de su existencia adulta en el corredor de la muerte.
En ‘Rectify’, la cuestión de la culpabilidad del protagonista no es lo esencial. Lo que realmente nos atrapa es la manera lírica y profunda de ahondar en los sentimientos que experimenta el protagonista al volver al mundo, en sus sensaciones al reencontrarse con una vida que abandonó hace mucho. Con una sola temporada hasta la fecha, ‘Rectify’ ha conseguido lo que pocas: escenas que quedan grabadas en la retina y una actuación protagonista estremecedora.

La épica tercera temporada de ‘Game of Thrones’ y algunos comentarios cachondos

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Rectificar es de sabios. Esta sencilla pero, a menudo, dificultosa sentencia, es lo que ha logrado que la tercera temporada de ‘Game of Thrones’ se haya convertido en la mejor hasta la fecha. ¿Y qué es lo que debía cambiar en esta serie, que parte de un material tan fabuloso, para que fuera redonda y trascendiera el género? Pues algo tan complicado como el ritmo del guión, que desequilibró la segunda temporada con historias muy fragmentadas, restando fuerza a la narración, profundidad psicológica a los personajes y dispersando la atención del espectador, que se sentía perdido y desorientado.

Como ya comenté en el post ‘El deslumbrante arranque de la tercera temporada de Game of Thrones’, los guionistas han subsanado este desajuste con una mayor duración de las escenas, un perfeccionamiento en su enfoque y una mayor agilidad en los diálogos, consiguiendo la armonía de las historias y, lo más importante, un rumbo efectivo para encauzar las siguientes temporadas. Además, la serie ha madurado en un aspecto fundamental: la dirección fotográfica, que ha sido capaz de trasladar a la pantalla los increíbles escenarios donde transcurre la acción.

Ha sido en esta temporada cuando he visto, por vez primera, un Desembarco del Rey que se aproxima (e incluso supera) las descripciones del libro; un Muro que me ha cortado la respiración; unas increíbles panorámicas de las ciudades que conquista Daenerys, una fortaleza en Rocadragón que habla de las oscuridades de Stannis y la sacerdotisa roja Melissandre. Todas estas imágenes, junto a unos interiores prolíficos en detalles ornamentales, que dotan a la historia de una ambientación sumamente cuidada, exquisita, nos han ayudado a acercarnos, a tocar, lo que George R. R. Martin imaginó al escribir las novelas.



(Atención, SPOILERS) También ha sucedido algo que considero muy positivo: la capacidad de la serie de superar al original en tramas donde el relato decaía, sobre todo en los capítulos de Daenerys. De hecho, las escenas de la madre de dragones han sido las más épicas de esta temporada. Hemos asistido, episodio tras episodio, a una verdadera escalada de fuerza, que se ha plasmado en la pantalla con escenas impactantes, muy visuales, donde los dragones han cumplido su papel de una manera muy acertada: dotando de energía la escena sin apropiarse del protagonismo, dejando que la estrella sea la reina tomando conciencia de su inmenso poder. «Dracarys», dice sin pestañear. Y sabemos que el Fuego, antes o después, pondrá rumbo a Poniente para tomar lo que le pertenece.

LO MÁS

¿Y qué ha sido lo que más he disfrutado en esta temporada? Particularmente me quedo con los momentos de conspiración, con esas charlas en privado de los personajes más inteligentes y maquiavélicos de la corte, cuando sacan todo su potencial para buscar fintas en las fintas y se miden con sus rivales empleando como arma su lengua. En estas lides, nadie más fiero que Meñique, Varys (cómo amo este personaje), Tywin, Tyrion y, en menor medida Cersei, de la que sigo pensando que no se le ha extraído su verdadera esencia. Estas conversaciones son lo que hacen grande la novela y, por extensión, la serie.

Destaco cuatro momentos que, para mí, han sido más épicos que cualquier escena de osos y doncellas con espada de madera (que también me gustó, claro). Y añado algo más: un recopilatorio con los comentarios en Twitter sobre la Boda Roja (y algunos otros) que me han divertido muchísimo.

1)Varys habla sobre la venganza y le cuenta a Tyrion la historia su mutilación a manos de un hechicero y cómo sobrevivió para resarcirse:

De ladrón a consejero real
«Todavía sueño con esa noche. No con el hechicero, ni con el cuchillo. Sueño con la voz de las llamas. ¿Fue un dios? ¿Un demonio? ¿Un truco de mago? No lo sé. Pero el hechicero llamó, y la voz respondió. Y desde ese día he odiado la magia y a todos aquellos que la practican (…) Decidí vivir para vengarme de él. Me convertí en un excelente ladrón y me di cuenta de que el contenido de sus cartas era más valioso que el de sus carteras. De los suburbios de Myr a la sala del consejo privado. No dudo que la venganza que deseéis sea vuestra con el tiempo, si tenéis estómago para llevarla a cabo». 

2)La escena en las termas donde Jaime, ya mutilado, le cuenta a Brienne por qué le llaman Matarreyes y qué sucedió con Aerys el Loco. Este momento es muy relevante para comprender el cambio psicológico en Jaime, uno de los personajes que tienen una historia más rica en matices y que nos hace reflexionar sobre uno de los grandes aciertos de la narración: no hay malos o buenos, sólo versiones de la historia, claroscuros, intereses que cambian según quién los vive y cuenta.

3)Las escenas impagables con Olenna Tyrell, la Reina de las Espinas. «Una araña en el jardín», murmura Olenna al ver a Varys: «¿Qué ocurre cuando lo ausente choca contra lo decrépito? Una cuestión para los filósofos», le suelta con ironía. Olenna, interpretada por la gran Diana Rigg, es uno de esos personajes secundarios que hacen magnífica esta historia, y que nos ha dejado alguno de los mejores diálogos de la temporada.

4)Y, no podía obviarla, la gran secuencia de la Boda Roja, maquillada bajo el título de ‘Las lluvias de Castamere’. Aunque el episodio fue uno de los menos atractivos en cuanto contenido, ya que todos los esfuerzos iban dirigidos hacia el clímax final, mereció la pena por su dramatismo e impacto en el espectador, que se quedó pegado en el sillón sin poder asimilar lo que veía. Mención especial para la soberbia actuación de Michelle Fairley (Catelyn Stark), que logró conmovernos con su dolor desesperado.

Brillante actuación que nos puso los pelos de punta

5)De la Boda Roja me quedo especialmente con todos los comentarios en redes sociales, especialmente Twitter, que me entretuvieron y divirtieron muchísimo, ya que yo era de los que SÍ SE HABÍAN LEÍDO LOS LIBROS, jajaja. He realizado una selección de los mejores y más cachondos. Espero que os riáis tanto como yo. Los podéis encontrar al final del post. 

LO MENOS

1)Pocas cosas me han parecido desechables en esta temporada, pero lo que más me ha molestado han sido las escenas gratuitas de sexo, sobre todo cuando no aportan nada a la trama. En la novela constituyen un detalle más entre mil, pero en la serie las realzan otorgándoles una relevancia de la que carecen en realidad. Así que ¡fuera las escenas de Bronn con las prostitutas e, incluso, la de Podrick el escudero y sus impresionantes artes amatorias!

2)Tampoco me ha gustado demasiado la historia de amor entre Robb y Talissa, aunque la escabechina de la Boda Roja explica todo el azúcar del embarazo, arrumacos y planos del culo perfecto de Oona Chaplin. (La sangre saliendo a borbotones de la barriga fue ciertamente desagradable).

3)Especial rabia me da lo desaprovechada que está la historia de Samwell Tarly, uno de los personajes más interesantes de la novela. En la serie no alcanzamos a comprender su importancia para el conocimiento de los Caminantes Blancos, y sólo vemos a un gordito que salva a una de las pobres hijas de Craster.

Se han pasado un poco de bestias
4)La excesiva truculencia de las escenas de tortura de Theon Greyjoy. Un poco menos de sadismo me hubiera parecido más elegante, y lo de las chatis desnudas y la «salchicha» fue, directamente, una grosería, como bien comenta Alberto Nahum en su excelente artículo 'La sangre de los héroes' que no debéis dejar de leer.

5)Lo horripilante que es Daario Naharis, con su pinta de «absolut cachas» o de Conan venido a menos. Aunque, si nos remitimos a los libros, el bueno de Daario tiene una pinta todavía peor: nariz ganchuda, diente de oro, bigotes dorados y cabello y barba teñidos de azul, ésta última peinada en tres partes o 'estilo tridente'. Muy fuerte, oiga. Cristina Garde, totalmente de acuerdo, hija!

VOSOTROS EN TWITTER (SOIS UNOS CACHONDOS)


















































James Gandolfini y Tony Soprano, dos caras de la misma moneda

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Esta mañana, lo primero que he visto cuando he abierto Twitter es que James Gandolfini era TT. «Mierda», he pensado. Y, efectivamente, ahí estaba la noticia de su  fallecimiento. Lo que me ha extrañado era la edad. Pensaba que era mayor. No mucho más, pero sí cincuenta y largos. Lo cierto es que las últimas fotos que había visto de él lo mostraban avejentado, con muchos kilos de más y un aspecto que, en cierta manera, me recordaba a Orson Welles.

Me he quedado un poco chafada, aunque, siempre que oigo noticias así, me reafirmo en lo que pienso de la vida: «Intenta disfrutar y hacer lo que te gusta porque, cualquier día, te cae una maceta y pumba, adiós muy buenas». Luego, cuando he terminado mis quehaceres diarios, he pensado en una interesante entrevista del programa ‘Inside the Actors Studio’ que vi hace tiempo y que incluí en el post ‘Psicoanalizando a Gandolfini y otras curiosidades de Los Soprano’.

Cuando vi aquella entrevista pensé una obviedad: que Tony Soprano tenía mucho de James Gandolfini, pero que, al mismo tiempo, era diametralmente opuesto. Gandolfini es (era) un tipo enérgico en sus maneras, apasionado, tímido, buenazo, pícaro, seductor, directo, llano, iracundo en ocasiones, apegado a las cosas sencillas de la vida, con una buena dosis de sentido del humor. Tony también. Aunque Tony era capaz de ejercer la violencia de una forma brutal, algo que Gandolfini detestaba. En definitiva: James Gandolfini, al igual que Tony, era un tipo de orígenes humildes, pero dotado de un gran talento que lo había convertido en una estrella, aunque en campos distintos. Y me quedé fascinada de lo que un buen actor puede aportar a un personaje, siempre que el director tenga la inteligencia de dejarlo. Galdolfini lo hizo con Tony. Contribuyó con su forma de ser, con su psicología, con su propia vida. Evidentemente, Tony también moldeó la suya. Hasta lo llevó al psicoanalista...



Sin duda, uno de los momentos más interesantes de la entrevista es cuando Gandolfini define a Tony, y habla de por qué él mismo y el espectador pueden sentirse identificado con él, experimentar empatía: «Tony es un hombre que lucha, que no tiene religión, no cree en el gobierno. No cree en nada excepto en su código de honor, y su código de honor se está yendo a la mierda. Así que no le queda nada. Mira a su alrededor y esa es la búsqueda en la que están muchos estadounidenses la mitad del tiempo. Puedes ir de compras, puedes hacer muchas cosas, pero no les queda un centro. Yo realmente me identificaba con eso. Y encima tienes que ser divertido. Además, Tony muchas veces se siente impotente. Es un tipo con mucho poder, pero su madre y su mujer pueden bajarle los humos en tres segundos».

Hoy, mi homenaje personal ha sido volver a ver la entrevista, donde está tan lleno de vida, y me ha conmovido pensar que alguien con su energía ha dado el gran salto. Pero pienso que el mejor reconocimiento que se le puede hacer a este actor de carácter es ver la obra que lo catapultó a la fama, y que creó uno de los personajes más grandiosos que ha parido el cine y la televisión, lleno de contradicciones, tan encantador como peligroso. Así que podemos estar tristes, claro que sí, pero James Gandolfini se ha ido dejando una huella indeleble y habiendo cumplido el sueño de todo actor. Ahí es nada.

Me gusta más en ropa interior
Cortando el césped en calzoncillos
En la entrevista he encontrado un montón de información que ya no recordaba (si alguna vez la había retenido), y que lo relaciona todavía más con Tony Soprano. Todos sabíamos de sus orígenes pero, según relata, la cultura italiana estuvo muy presente en su educación. La familia de Gandolfini tiene una casa a las afueras de Milán, conservan primos «y esas cosas», como dice con sorna, y celebran grandes fiestas y comilonas. Pero, lo más curioso (me he reído al oírselo contar), es que su padre «usaba sandalias con calcetines negros, calzoncillos sin camiseta y un sombrero. Ponía la tarantela y salía a cortar el césped, para horror de mi madre». Puro Tony, aunque el mafioso era un amante de las camisetas interiores tapa-chichas y, en casi todas las escenas donde se refocila con amantes y prostitutas, podemos verle con una blanca de tirantes.

Scorsese, Private Eyes
Además, aunque debido a la insistencia materna estudio una carrera universitaria, regentó cuando tenía veintiún o veintidós años un club nocturno, «Private Eyes», que era la mitad del tiempo de ambiente y el resto «de todo un poco». «Así que pasé unos años observando gente increíble −cuenta−, y guardé muchas cosas para más adelante», comenta con media sonrisa. Sin duda, así fue. Lo que me gustaría saber (y prometo que investigaré, aunque, si vosotros lo sabéis, os agradecería que me lo comentarais), era si la propia experiencia vital de Gandolfini influyó en la escritura del personaje. Private Eyes, Bada Bing, muchas coincidencias.

La entrevista también hace un repaso a sus inicios en el cine, de la mano de Sidney Lumet. Gandolfini habla de algunas películas que le marcaron en su infancia como ‘West Side Story’ y ‘Jeremiah Johnson’, con Robert Redford. Pero, sobre todo, dice que le apasionó y vio «diez veces seguidas» ‘Mean Streets’, de Martin Scorsese, película que inspiraría también al creador de ‘The Sopranos’, David Chase. Sin embargo, aunque Gandolfini había rodado algunas películas anteriormente como ‘True Romance’, cuando el entrevistador menciona ‘The Sopranos’ es cuando el auditorio de viene abajo. 

Searching for Tony
«Pensé que elegirían a alguien distinto a mí –dice Gandolfini–, un tipo mafioso, meloso, atractivo, alguien del tipo actor protagonista. En una de las audiciones, a la mitad, dije que no lo estaba haciendo bien, que quería marcharme y volverlo a hacer otra vez. Ellos dijeron OK, me dejaron irme, rehacerlo y regresar. La gente quiere verlos a ustedes, lo que piensan, lo que sienten –les dice con pasión a los jóvenes actores que escuchan la entrevista en el teatro–. No traten de complacer al público. Háganlo para ustedes mismos».

En la entrevista está presente Susan Ashton, profesora del Actor’s Studio y la «entrenadora» de diálogos de Gandolfini en ‘The Sopranos’ (aparece en los títulos de crédito). Ella le ayudó a afrontar maratonianas jornadas de trabajo donde tenía que interpretar y aprenderse para el día siguiente nuevas escenas. De él dice: «Es un hombre muy talentoso, muy bueno, y creo que eso es lo que ve la gente una y otra vez en los papeles que interpreta (…) Es muy claro en sus intenciones en cada escena. Estoy muy orgullosa de trabajar con él y ser su amiga».

Al final de la entrevista, James Lipton acaba con un cuestionario ideado por Marcel Proust que plantea a todos los invitados. La última pregunta es: Cuando llegues a las puertas de cielo, ¿qué te gustaría que Dios dijera? Y la contestación es: «Espera un momento, que enseguida vuelvo».

Os dejo el vídeo con la entrevista. Cuarenta minutos que valen la pena ver.



La única cosa dulce en mi vida o la caída de Don

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Atención, SPOILERS«Aquí es donde crecí.» Don contempla junto a sus tres hijos el decrépito burdel. En las escaleras, un niño pobre y negro, reflejo de Dick Whitman, se come un polo. Suena la nostálgica canción ‘Both Sides Now’, de Judy Collins, y Sally mira a Don. Don mira a su hija y, por un momento, creemos que hay esperanza, que existe posibilidad de redención. «So many things I would have done, but clouds got in my way», canta Collins. Y es en esta maravillosa escena final cuando encontramos sentido al póster promocional, que mostraba a Don contemplándose a sí mismo, caminando en dirección opuesta. Porque la aceptación de sí mismo, del hombre que fue, es lo único que puede salvarle de la negrura en la que ha estado ahogándosedurante la sexta temporada, y que ha venido forjándose desde el inicio de ‘Mad Men’.

Sin embargo, no sé si habrá redención o Don ya está demasiado lejos de ella. Ha tocado fondo, y lo ha hecho de una manera patética, vergonzante, perdiendo por completo los papeles, sumergiéndose en esa sentimental melancolía sin freno de los alcohólicos, con la mano temblando por el síndrome de abstinencia mientras vomita su historia del chocolate Hershey en el peor momento posible, tapándose los ojos con las manos, gimoteando mientras confiesa: «Lo más cerca que estuve de sentirme querido fue por una chica que me hacía revisar los bolsillos de sus clientes mientras se acostaban. Si conseguía más de un dólar, ella me compraba una tableta de Hershey. Y me la comía solo, en mi habitación, con gran ceremonia… sintiéndome como un chico normal. Ponía dulce en el envoltorio. Esa era la única cosa dulce de mi vida



Y lo más terrible de todo es que ya ni nos da pena. Don se ha convertido en un personaje peripatético no sólo en sus relaciones laborales, sino en sus afectos: obligando a Sylvia a quedarse encerrada en la habitación del hotel y estar dispuesta para él en todo momento, acostándose de nuevo con su ex, sintiendo celos de Megan y, a su vez, ignorándola por completo… Don ha perdido su carisma. Ante la nueva juventud que oye a Janis Joplin y que fuma marihuana, él es un veterano de Corea, un hombre que ya está dejando atrás la juventud y que ve sombras de muerte, un crápula, un mujeriego, un egoísta, un mentiroso. Y lo más importante, una persona que no se acepta a sí mismo y que ha buscado en el éxito laboral una felicidad que no existe.

Peggy en una posición que nos recuerda algo, ¿verdad?
Milagros a Lourdes
Como no creo en los milagros ni en los cambios de personalidad, pienso que esta mirada al pasado en compañía de sus hijos, reconociendo quién fue, no es más que un espejismo. Su realidad es mucho más complicada: sin trabajo, con un matrimonio infeliz (roto) y una mujer que va a comenzar una nueva vida en Hollywood. Pero esta caída abrupta abre una posibilidad narrativa muy interesante, que siempre ha estado latente: Don hundiéndose en sus recuerdos mientras emerge una vida paralela, la de Peggy, tan parecida a la suya en suplir con trabajo los déficits emocionales, tratando de sepultar el pasado (el hijo que tuvo con Pete y al que nunca visita) bajo una lluvia de premios y reconocimientos. Peggy ocupa su lugar en la oficina y no nos extraña. Es la mujer emancipada que renuncia a una vida personal plena: la nueva historia de los nuevos tiempos.

Bon Benson y otras incógnitas
Esta temporada, muy sólida y compleja en cuanto al desarrollo del personaje de Don, ha tratado de manera superficial a la mayoría del reparto protagonista. También ha sido caótica a nivel narrativo, aunque hayan intentado otorgar cierta coherencia iniciando la serie en Navidad y cerrándola en Acción de Gracias. Asimismo, la historia del ¿ascenso? de Bon Benson, que tanta rumorología ha generado en las redes sociales y con las que nos hemos divertido mucho, ha restado fuerza y presencia a otros personajes. Hagamos un repaso:

Joan 
Ha estado casi desaparecida. Tras la enorme repercusión de ‘Another Woman’ de la quinta temporada, la despampanante pelirroja básicamente ha figurado para pasear sus sinuosas curvas en la oficina y poner morritos de vez en cuando. Me hubiera gustado ver cómo cambiaba su rol dentro de la empresa o cómo intentaba jugar sus bazas en un mundo de ejecutivos libidinosos. Sólo ha habido pinceladas de esta historia y la he echado de menos.

Betty 
Betty es un personaje maravilloso, una mujer tan desagradable como extraña. Weiner la ama, se nota, y de vez en cuando le otorga escenas increíbles. En esta temporada ha tenido dos momentos impagables, ambos en la cama como escenario. La primera escena con Francis, bromeando sobre si estaría interesado en violar a la jovencita violinista (mientras ella la sujeta) para dar un poco de chispa a su vida sexual, y la segunda, con Don en la cabaña, diciéndole a su ex tras hacer el amor: «Esa pobre chica (Megan) no sabe que quererte es la peor forma de llegar a ti.» Por cierto, que en el episodio noveno asistimos a su insólita transformación: Betty deja atrás los helados con sirope y vuelve a ser una sirena.

Sally
El impecable trabajo de Kiernan Shipka y sus estupendas escenas han convertido a Sally Draper en uno de los personajes protagonistas. Sally es una adolescente que debe desmitificar la figura paterna, pero encontrárselo encima de la vecina duele. Y mucho. Su rebeldía, su fragilidad, la capacidad de manipular a su madre y su nueva vida en el internado me interesan sobremanera. ¿Se acostará por primera vez con su amigo telefónico al que también le ha salido bigote? Decididamente quiero verlo.

Megan
Se ha dado cuenta de que es una marioneta más en la vida de Don. «Antes solía tener lástima por tus hijos, pero ahora me doy cuenta que todos vamos en el mismo barco», exclama cuando Don le dice que no irán a California. Mucho me temo que la ingenua muchacha que bailaba el ‘Zou Bisou Bisou’ está hasta el moño del fantasmagórico y alcoholizado Don. Y, qué demonios, ¡tenía que ir a Hollywood a rodar una película! Por cierto, la famosa camiseta con la estrella de Vietman (la que llevaba Sharon Tate) habla de su posicionamiento ideológico respecto a la guerra, opuesto al de su marido. Para este matrimonio no hay muchas salidas…

Pete
Tras su idilio traumático con Rory Gilmore, Pete Campbell necesitaba un cambio de rumbo. Esta temporada ha protagonizado una de las historias más demenciales: la de su madre y Manolo, el enfermero español, una relación que ha acabado en ¿asesinato?, auspiciada por esa gran incógnita que es Bob Benson. Pete, como en las comedias antiguas, ha abierto y cerrado puertas, se ha enfrascado en peleas donde ha perdido los papeles, ha gritado a su secretaria y ha hecho el ridículo en Detroit. O se va de la agencia o mata a Benson. Por cierto, ¿entendéis que investigue a Bob para, finalmente, no hacer nada? Yo no. 

Ted
Iba de buen chico, pero, al final, consigue lo que quiere (llevarse a Peggy al catre) y después tiene remordimientos (no me digas). Parecía que fuera distinto a los otros pero, cuando ve a Peggy enseñando pechuga, le entran los celos locos y va tras ella. La rivalidad entre Ted y Don tampoco ha sido una de las tramas más fuertes, pero ha quedado un momentazo para el recuerdo: ese loco viaje en avioneta, con Don aferrándose a la agarradera, aterrorizado y sudando a lo bestia. Pues nada, Ted se va a California. Buen viaje, cuida de tu familia y no te líes con una actriz (no es que perdamos mucho. En fin).

Roger
Tuvo un gran momento. El episodio del funeral de su madre. Después, simplemente ha estado ahí, haciendo enfadar a su hija y poco más. Bueno sí, recibió un puñetazo en sus partes nobles a manos del productor enanito en ese estupendo episodio que fue ‘The Tale Of Two Cities’, y le cantó las cuarenta a Bob Benson, que ronda a Joan más de lo que le gustaría y se exhibe sin pudor con bañadores apretados.

Bob Benson o la gran X
¿Quién es Bob Benson? Él ha sido el macguffin de esta temporada. Hemos ido tras sus pasos como pollos sin cabeza y hemos especulado todo tipo de locuras. ¿Es el hijo de Don? ¿Quiere hacer chantaje a alguien? ¿Es un oportunista que se vale de sus melosas sonrisas para escalar puestos? ¿Es una Eva al Desnudo en potencia? ¿Es el amante de Manolo? ¿Quiere carne de Pete para cenar y no precisamente a la plancha? Pues nos hemos quedado con las ganas de saber más. Lo cierto es que su inclusión en la serie ha sido un aliciente, pero también ha restado protagonismo a otras historias quizás más interesantes. Esperemos que todos los esfuerzos empleados con Bob esta temporada sirvan para una gran trama en la siguiente.

Viendo El planeta de los simios, memorable escena
De ‘La semilla del diablo’ a Janis Joplin
Y no podía finalizar el post sin hacer referencia a todos esos detalles que nos han retrotraído a los fantásticos sixties, porque ésta ha sido la temporada la guerra del Vietnam, los asesinatos de Martin Luther King y de JFK, de la música rock y la psicodelia (Janis Joplin, Bing Crosby, Elvis Presley, Mitch Ryder & The Detroit Wheels, Sergio Mendes & Brasil ’66, The Mamas & The Papas, Ozzie Nelson, Janis Joplin, Little Alice, etc.), de los conflictos sociales en las calles, de los grandes acontecimientos retransmitidos por televisión, de los swingers. Y también la temporada del cine, con referencias explícitas a grandes iconos de la pantalla como ‘La semilla del diablo’ y ‘El planeta de los simios’, donde vemos a un Don humanizado en una de las mejores escenas de la temporada.

Dentro de este contexto se enmarca uno de los episodios más locos y atractivos de la ‘season’, ‘The Crash’, una especie de oasis entre la amargura, con ese médico estrafalario administrando a los publicistas una extraña droga energética que les lleva a cometer locuras sin fin: carreras, claqué y hasta un disparatado juego emulando a Guillermo Tell. Aunque rompiera la serialidad, ¡cuánto disfrutamos y qué risas nos echamos al comentarlo!

Por todo ello, y aun con sus defectos, esta sexta temporada ha borrado las dudas que provocó en mí la irregular temporada anterior y, a pesar de su tono lóbrego, ha conseguido tener momentos luminosos y divertidos de pura comedia. Y lo más importante: ha abierto la puerta al brillante final de una de las mejores series que hoy en día están en antena. 

Si te ha gustado este artículo quizás quieras leer
El infierno de Don Draper (Review de los cuatro primeros episodios de la sexta temporada)


AWESOME! Las realistas figuras de acción de Walter White

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¡Y sigo flipando con las muestras artísticas del fandom de Breaking Bad! En esta ocasión, me he quedado de piedra al ver las impresionantes y realistas figuras de acción de Walter White que ha realizado Trevor Groves, un escultor muy talentoso (y friki, por qué no decirlo), donde podemos ver a Mr. White en calzoncillos, con el mono amarillo de fabricar blue meth y con las gafas de sol y el sombrero de ala del perverso Heisenberg.

Además, la historia de las figuras, tal como leí en este post, tiene mucha gracia. Resulta que Groves colgó las fotos en DeviantArt y uno de los asistentes de la serie las vio y contactó con él para agradecérselo. Groves deseaba dar las figuras en persona a Vince Gilligan y parece ser que, el pasado mes de marzo, pudo hacer realidad su sueño.

Respecto a la creación de las figuras, Groves modeló la cabeza y buscó por Internet lo necesario para el cuerpo, ropa y otros accesorios. El resultado podéis comprobarlo en la siguiente (y flipante) galería de imágenes. Parece que las figuras se pueden comprar, pero yo no las he encontrado en la tienda. Lo mismo están agotadas.



















Si te ha interesado este post, quizás quieras leer
Heisenberg o el descenso a los infiernos (review de la primera mitad de la quinta temporada)


‘The Fall’, el monstruo en casa

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¿Te imaginas que la persona en la que más confías, con la que compartes cama,oculte un oscuro secreto? Esta es la premisa de la excelente serie inglesa ‘The Fall’, creada por Allan Cubitt, una perturbadora propuesta de la BBC que se ha ganado un puesto de honor en el ranking de las mejores series del año por méritos propios.

Además de la inquietante historia, ‘The Fall’ hipnotiza gracias a la subyugante presencia de Gillian Anderson, más bella y fría que nunca, que da vida a la detective Stella Gibson, una mujer de armas tomar que llega a la ciudad de Belfast para hacerse cargo de una serie de crímenes cometidos contra jóvenes y atractivas mujeres profesionales. Como oponente masculino uno de los mejores psychos que he visto desde Hannibal Lecter: Paul Spector, interpretado por Jamie Dornan. Sin tanto artificio literario (no hay Chianti ni corderos que balan en la noche), ‘The Fall’ presenta a un monstruo verdadero en su cotidiana doble vida, algo parecido a lo que sucede con ‘Dexter’ pero sin la empatía que el personaje suscita (suscitaba) en el espectador.

Pero, vayamos por partes, porque ‘The Fall’ posee todos los clichés del thriller criminal o policíaco. Sin embargo, gracias al desasosegante contraste entre la modélica vida familiar de Spector como padre de dos hijos pequeños, amante esposo y psicólogo de duelo (ni más ni menos), y su existencia subterránea, logra convertirse en algo más: un inquietante retrato psicológico que consigue ponernos los pelos de punta.



Veamos los clichés:

1.Paul Spector es un asesino se introduce en las casa de sus víctimas y roba algún fetiche (sus braguitas, una joya, un detalle revelador de su identidad).

2.Como buen serial killer, mata siguiendo un patrón: en este caso mujeres en la treintena, morenas, atractivas y profesionales.

3.Los asesinatos tienen un punto artístico, ritual, muy currado y 'creepy'. (Nota: algo que no se les puede reprochar a estos psychos es que sean unos vagos, porque sudan tinta china!).

4.Es un tipo atractivo, educado, algo tímido, que parece que no haya matado ni a una mosca de la fruta.


El falso techo esconde secretos
Sin embargo, ‘The Fall’ consigue superar estos puntos de partida estereotipados y centrarse en el plato fuerte del relato: la discordancia entre el trato amoroso que Spector profesa a su familia y la humanidad de su profesión, versus la total falta de empatía hacia sus víctimas y la brutal violencia que ejerce hacia ellas (estas escenas son aterradoras, no aptas para espíritus sensibles, avisado quedas amigo lector).

(ATENCIÓN, SPOILERS) La incomprensible disociación de sus actos: dibujar desnuda a su paciente mientras ésta le habla de su dolor por la muerte de su hijo pequeño, mentir a sus vástagos mientras los acaricia, guardar su terrible diario en el falso techo de la habitación de su hija (del que cuelgan una alegres mariposas de colores) o excitarse mirando su diario tumbado en la cama de su hija, que llora en el otro cuarto debido a espantosas pesadillas, logran estremecer al espectador, que asiste como un voyeur al macabro desarrollo de los actos.

«Papi, ¿dónde has estado? Tenía miedo, me desperté y no estabas», dice el hijo de Spector, sentado en la escalera con un osito de peluche en sus brazos, que se ha despertado en medio de la noche y encuentra a su padre, que acaba de venir de una de sus expediciones nocturnas. «No se lo digas a mami, que se va a enfadar», replica Spector mientras lleva a su hijo a la cama y lo arropa. Con estas enfermizas escenas domésticas ‘The Fall’ consigue turbarnos, y hacernos sufrir doblemente al intuir lo que ocurrirá con esos niños (tan inocentes) cuando Stella Gibson logre atrapar a su padre.

La náusea
Este juego de contrastes también está presente en el trabajo de la madre, ya que Sally-Ann trabaja como enfermera de cuidados intensivos en una unidad de neonatos. Las guardias, la dureza del trabajo y cómo le cuenta sus inquietudes laborales a su marido en el que confía(un bebé que hay que desconectar de la máquina, por ejemplo), nos provoca un rechazo visceral y una reacción de desespero que, en ocasiones, llega a la náusea. En este sentido, ‘The Fall’ es una de las mejores historias de este tipo que he visto, aunque también tiene algunos defectos que le restan puntos.

1.Lo que podía haber sido una excelente miniserie con algún episodio más, se convierte en una serie que tendrá segunda temporada. Debido a la necesidad de continuar la historia, el final es forzado (la súbita reconciliación de la pareja y el viaje no acaban de cuadrar).

Stella Gibson, seductora e inteligente
2.La convencional conversación telefónica entre Stella Gibson y Spector no logra estar a la altura del insinuante y aterrador desarrollo de la narración, y nos suena a algo visto/oído en innumerables ocasiones.

3.Una trama secundaria de policías corruptos que carece de fuerza en oposición a la historia central, y de la que casi ni nos acordamos al finalizar la serie.

4.Vale, mola que Kalinda (Archie Panjabi) salga como patóloga, pero ¿qué demonios pinta en la historia? Es sólo un recurso facilón para que Stella y ella hablen sobre las teorías disociativas y para conocer  “pistas” sobre la identidad de Spector. Este hecho le hace flaco favor a la credibilidad de la narración.

5.     La (demasiado) evidente lucha de sexos: Stella es una mujer emancipada, feminista, que está a favor de los matriarcados, y Spector es un misógino que ve en las mujeres meros objetos con los que satisfacer sus deseos. En este sentido, hay un especial hincapié en el guión para remarcar este aspecto que, desde mi punto de vista, queda un poco forzado. Hubiera preferido conocer más profundamente la verdadera personalidad que se esconde tras la fría fachada de la detective y que no logramos atisbar pese a las escenas de corte intimista que la muestran quitándose una mascarilla, nadando, comiendo o teniendo sexo.

Sin embargo, y a pesar de los inconvenientes, la historia principal de ‘The Fall’ es apasionante y consigue como pocas su propósito de removerte en el sillón, de desear que la poli capture al malo. Esperemos que la segunda temporada logre continuar la senda psicológica de la primera que tan bien ha funcionado, y resuelva con eficacia la segunda trama policial que, por ahora, no pinta nada o casi nada.

Nota en Mis Puntuaciones

Ficha técnica
Título original: The Fall
Cadena: BBC Two
Año de creación: 2013
Creada por: Allan Cubitt
Dirigida por: Jakob Verbruggen
Temporadas (1)
Episodios (5)
Web oficial

House, Dexter, Benjamin Linus, Carmela Soprano... a TODO COLOR

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¡Warning! Estas fotos que os traigo no os harán huir como las miles (y bostezantes) fotos de Instagram de cute kitties (que sólo son monos para sus dueños), atardeceres con filtros horteras en los que parece sonar de fondo ‘Somewhere’, de West Side Story, pinreles en la playa (cruzados casi siempre), pinchos de tortilla de patata o mojitos en vasos escarchados. NO. Porque lo que os traigo es una selección de imágenes en color de nuestros actores y actrices preferidos.

Hay fotos glamurosas, otras divertidas, pero todas comparten ese punto artístico, de autor, que tanto me gusta y que, sobre todo, hace que no bostecemos de aburrimiento al contemplarlas. Os dejo con ellas para que os relajéis. Sólo una cosa: si os quedáis con las ganas de más, podéis dar un lametón a vuestro helado favorito y echar un vistazo a esta selección en blanco y negro de nuestras actrices y actores favoritos. Creo que no os defraudarán.




Oh, baby, baby, baby!!!!

Rory ha crecido

Una jovencísima Claire Danes

Ya falta poco, amiguitos!! Veremos en qué queda la cosa

¡Me encanta esta foto! Menudo par, el cachondeo que se traen

Es un actor formidable, sus imitaciones son impagables

Christina en plan 'Desperate Housewives'. Lo Más


Y en Mad Men parece tan serio... ¡pues toma conejita!

Qué guapo, y ¡qué buen papel en AHSA!

Un clásico. El agente Cooper 

Sheldon Cooper, gran personaje para un gran actor


Me gustaría mucho, pero mucho, verlo en un rol dramático

Cuánta tensión sexual! Qué guapos, mis chicos favoritos...

Sólo puedo descojonarme cada que veo esta foto :D

Maravillosa foto para una actriz que supo reinventarse tras Carmela Soprano

Un actor de talento que merece grandes guiones

La primavera llegó...

Es tan fotogénica, le queda tan bien todo... pobre Megan Draper

Dexter es demasiado estiloso para llevar barba, ¿a que sí?

Buenas noches, James

¡Mi personaje favorito de Lost con muchaaaa diferencia!

¿A que os habéis quedado anonadadas, chicas? Yo también. Love Pete




Diez series para el verano: terror, ciencia ficción, comedia y soap opera

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En verano tengo las neuronas achicharradas. Después de todo el año currando, lo único que me apetece es meterme en la piscina, comerme polos de todas clases (excepto el horroroso Pirulo Jungly, sabor plátano recubierto de gelatina que me produjo una intensa náusea el otro día —huir del Pirulo Jungly—) y ver series que, como bien dice mi hermano, «te lo den todo y no exijan nada». Pues a ello vamos.

En esta selección he hecho un popurrí, pero predominan los géneros que más me gustan como vacíacocos: terror, ciencia ficción, comedia y un poco de soap opera (o sea, tipo culebrón pero con algo más). Hay series clásicas, otras que no hace mucho que terminaron, otras que sólo llevan una temporada pero que han apuntado maneras… Todas ellas me han parecido muy entretenidas y me han hecho muy feliz gracias a su capacidad de dejar mi mente más vacía que la de Mario Vaquerizo (mentira: este tipo un día conquistará el mundo, lo llenará de Nancys Rubias y de cervecitas y a mí no me importará). Al lío:



1. My Mad Fat Diary

Rae Earl es una chica de dieciséis años con problemas de sobrepeso y un trastorno obsesivo-compulsivo. ¿Huir? ¡Para nada! Esta serie es uno de los mejores dramedias que he visto este año, con un guión irónico y honesto, basado en un diario teenage real, que te atrapa al instante y no te suelta. ¿Qué más? Impresionante música de los 90 (Morrisey, Oasis, The Stone Roses, Lemonheads, Pulp, Suede, Charlatans…), amores adolescentes, algunos problemas familiares y mucha, mucha ternura y sinceridad. Buenísima.

Más info:My Mad Fat Diary, qué jodido es estar gorda y tener dieciséis


2. Les Revenants

Terror psicológico del bueno. Premisa: ¿qué pasaría si los muertos regresaran (sin ojos salidos de las órbitas ni necesidad de comerse tu higadillo) y quisieran recuperar su antiguo cuarto? Bromas  aparte, ‘Les Revenants’ ha sido una de las series revelación de este año. Es francesa, que eso no te espante. Revisión sobresaliente y contemporánea de un clásico del género fantástico. No te va a durar nada en cuanto la empieces.

Más info: Terror psicológico y ambigüedad en ‘Les Revenants’


3. Nashville

Dos divas del country luchando como gatas: una es veterana (Connie Britton). La otra joven pero con muchas ínfulas y talento a raudales (Hayden Panettiere). Una BSO alucinante, con temazos que te van a dejar la boca más abierta que la de Bárcenas al mandarlo a la trena. Sí, es un culebrón con amor, odio, músicos con problemas de bebercio y pasados más que turbios. A veces los culebrones apetecen, sobre todo si molan tanto como éste. Déjate llevar…

Más info: ‘Nashville’, lucha de gatas y musicón


4. Episodes

Me he hinchado a reír. A carcajada limpia. Y eso, queridos amigos, no es nada fácil. Episodes es una sitcom excelente. Tiene unos diálogos brillantes, un sentido del humor cáustico e irónico, y constituye una corrosiva crítica del modus operandi de la industria televisiva americana.¿De qué va? Después de ganar un premio BAFTA, un matrimonio de guionistas ingleses es invitado por una network americana a hacer un remake de su show en Hollywood. Y aquí empiezan los problemas. Actores estupendos y una genial actuación de Matt Leblanc.

Más info:Episodes, una cáustica sitcom sobre la televisión y la amistad

5. Sexo en Nueva York (Sex and The City)

Si todavía no has visto ‘Sex and the City’ no sé que estás esperando. Cuando me aburro o siento que mi cabeza no puede con nada, me enchufo a las chicas más divertidas de New York. Aunque se la haya tildado de superficial (a veces lo es), lo cierto es que es una de las mejores comedias que se han hecho nunca. Un guión sin pelos en la lengua, cargado de ironía y veracidad. Y claro, se habla de sexo: tríos, anal, homosexual, con amor, just for fun… pero, sobre todo, se habla de sentimientos. No, no es una serie para chicas, aunque supongo que a ellas les gustará más. Y a los gays también. Eso es así. Joder, y es de la HBO.

6. Smallville

¿Qué pasó cuando Superman era adolescente? ¿Cómo descubrió sus poderes? ¿De quién estuvo enamorado?¿Qué hizo en la granja de sus papis entre campos de maíz y sus clases en el instituto? ¿Estaba ya por allí Lex Luthor dando por saco? Pues todos estos interrogantes los desvela esta serie sumamente entretenida y vacíacocos, que tiene un montón de temporadas y cuatro primeras excelentes. Poco a poco va in crescendo hasta alcanzar un tono más sombrío y adulto, con notas de misterio y terror. Un gran éxito en todo el mundo y unos ‘cliffhangers’ que te dejarán con la lengua fuera.

Más info:
Cuando a Superman le salieron granitos en la frente (especial Smallville I)
Descubriendo los orígenes de Superman (especial Smallville II)

7. Mujeres Desesperadas (Desperate Housewives)

Cuando acabó ‘Mujeres Desesperadas’ se me terminó una excelente diversión. Aunque en las últimas temporadas se volviera un poco repetitiva, siempre lograba encontrar el punto para engancharme. ¿La clave del éxito? Un reparto femenino que ya quisiera Almodóvar y un guión lleno de ironía, mordacidad, cotilleos de vecinas y suspense.¿Que no conoces Wisteria Lane? ¿No eres fan de las divertidísimas y desesperadísimas amas de casa que esconden sus problemas tras perfectos jardines? Entonces no has visto una de las mejores series de los últimos tiempos. Quizás sea hora.

Más info:
Mujeres desesperadas, gracias y hasta siempre
Mujeres desesperadas, la infelicidad tras el éxito

8. Miranda

Para los que no tengan el gusto, déjenme presentarles a una de las cómicas british con más talento y carisma de la actualidad, una mujer que ha sabido llevar el patetismo hasta las últimas consecuencias y hacer de él algo encantador. Porque ahí radica el éxito de Miranda: conseguir que veamos a una mujer poco seductora y patosa convertirse en una criatura adorable, que te hace reír mostrándose como es, con un despliegue de ingenio que bebe del surrealismo de los Monty Python y del slapstick más clown. ¿Y por qué lo consigue? Porque la creadora y actriz de Miranda, Miranda Hart, es sencillamente fantástica y muy talentosa. No podrás parar de reír.

Más info:Un aplauso para Miranda

9. Las chicas Gilmore (Gilmore Girls)

Hablan sin parar, comen a todas horas (y mucho), beben café sin tregua y… son encantadoras. ‘Las chicas Gilmore’ es una de esas series con un pueblo ideal donde te encantaría vivir (Stars Hollow), y una historia principal que cuenta la relación entre una madre (Lorelai Gilmore) y su hija (Rory Gilmore), tan bien avenidas que a veces ni te lo crees. ‘Gilmore Girls’ tiene unos diálogos fantásticos (nunca en mi vida he visto a nadie hablar tanto y tan deprisa como a Lorelai) y muchas referencias culturales. Amor, amistad, relaciones familiares, la escuela, la universidad… Te vas a enamorar de ellas, ya lo verás.

10. Expediente X (The X-Files)

El 10 de septiembre de 2013 ‘Expediente X’ cumplirá la friolera de ¡veinte años! Aunque desde entonces ha llovido mucho y nos hemos acostumbrado a disfrutar de series de una gran calidad, Expediente ha sido uno de los éxitos televisivos más grandes de todos los tiempos y se ha convertido en un icono de la cultura popular. Aunque posiblemente encuentres que no ha envejecido bien, si te gusta la SF y el terror no puedes dejar de verla. Tiene episodios maravillosos y una química genial entre los protagonistas. Es un clásico. Y ‘Fringe’ se lo debe todo.

Más info: ‘Expediente X’, paranormal activity y calentura



‘Real Humans’ (Äkta Människor), la serie con los mejores androides desde ‘Blade Runner’

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Desde el primer episodio me he enganchado totalmente a 'Real Humans (Äkta människor)'. Y eso no es fácil. Llevaba un tiempo buscando una serie entretenida, fácil de ver, que al mismo tiempo no resultara simplona (no sé si sabéis que Alicante es la tierra del sudor eterno y en el verano nos arrastramos por el mundo con menos energía que un zombi sin cabeza).

Y hete aquí que la encontré, porque ‘Real Humans’ lo tiene todo para hacerme disfrutar: es una historia fascinante y adictiva, que bebe de las grandes narraciones de la ciencia ficción como los relatos de robots de Isaac Asimov o ‘¿Sueñan los androides con  ovejas eléctricas?’, la novela de Philip K. Dick en la que se basó ‘Blade Runner’, con acertadas dosis de acción, humor e, incluso, algunos momentos de terror y suspense.

‘Real Humans’ es una serie de ciencia ficción sueca, creada por Lars Lundström, que ha recibido excelentes críticas. La historia se desarrolla en una sociedad donde los androides se comercializan como un bien de consumo más. Estos androides, con diferentes grados de sofisticación en su software, nos recuerdan a los robots de Isaac Asimov y sus cerebros positrónicos, capaces de reflexionar sobre su propia naturaleza y de hacernos recapacitar sobre la delgada línea que separaría a los seres humanos de los robots si estos fueran capaces de sentir emociones y cuestionarse el sentido de la existencia.



Lo más interesante de esta producción, junto a los retratos psicológicos de los personajes (tanto hubots como seres humanos), es que, sin caer nunca en la moralina, plantea temas de índole social como la lucha de clases, la discriminación, la xenofobia (Äkta Människor es el partido que desea la erradicación de los hubots), la soledad, la vejez, la múltiples formas de sexualidad, el cuidado de los niños, las relaciones amorosas, la amistad y la propia definición de ser humano, como ya hiciera en su día Asimov en su imprescindible relato ‘The Bicentennial Man’.

Estos androides (hubots) son utilizados como empleados domésticos, para realizar trabajos peligrosos, para cuidar de niños y ancianos. También hay nuevas líneas de hubots especializados, con un software más avanzado, y un grupo de hubots libres que nos traen reminiscencias de los replicantes de ‘Blade Runner’ (incluso por su aspecto punk-ochentero), y por la relación con su creador. Esta trama consigue dotar a la narración de brillantes momentos de intriga y suspense, gracias a sus toques de thriller que, en algunos momentos, llegan a convertirse en verdadero terror.



Atención, Spoilers
Uno de los grandes aciertos de la serie es la estupenda galería de hubots, que se diferencian de los seres humanos por el brillante color de iris y por un cable un tanto cutre (como bien señalaba Sara en su artículo) que les permite cargarse de electricidad. Hay hubots para todos los gustos. También hay clubs sexuales de hubots (cómo no) y modificaciones en el código fuente que permiten alterar las tres leyes de la robótica por las que se rigen y adecuarlos a los gustos de sus amos.

Vera, uno de los mejores hubots de la serie
Mis hubots favoritos son Vera (la enfermera con pinta de nazi que reemplaza a Odi para cuidar a Lennart), que nos ha ofrecido algunos de los mejores momentos terroríficos de la serie, y Rick, el apacible hubot que, modificado para ser una fiera en la cama, acaba convirtiéndose en una verdadera pesadilla para su dueña.

¿Con qué hubot o personaje os quedáis vosotros? 




Nota en Mis Puntuaciones

Ficha técnica
Título original: Äkta Människor
Cadena: Sveriges Television (SVT)
Año de creación: 2012
Creda por: Lars Lundström
Temporadas: 1 (10 episodios)




Una fantástica exposición que rinde homenaje a ‘Juego de Tronos’

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"Daenerys Targaryen" by Craig Drake
Daenerys, Arya, Margaery, Tyrion, los caminantes blancos… si ya estáis suspirando nada más escuchar estos nombres, esperad a ver las fantásticas obras que componen la exposición de Mondo Galley, en Austin (Texas), dedicada a la serie ‘Juego de Tronos’. La muestra reúne los trabajos de numerosos artistas contemporáneos que han plasmado distintos personajes y situaciones de la serie de una manera portentosa.

Según explican en My Modern Met, «la galería celebró una exhibición similar el pasado año en la Comic-Con de San Diego, en colaboración con HBO, que fue un gran éxito. Con esta exposición, la galería ha pretendido homenajear el mundo de fantasía épica que George R.R. Martin ha imaginado en ‘Canción de hielo y fuego’, y que los productores de la serie,  David Benioff y D. B. Weiss, han conseguido llevar a la pequeña pantalla».  Espero que os gusten.




"Porcelain Ivory Steel" by Mia Araujo

"Margaery" by Audrey Kawasaki

"White Walker on Horseback" by Bill Sienkiewicz

"Prophecy" by Tom Bagshaw

"Tyrion Lannister" by Bruce White

"Heart Will" by Jacob Bannon

"Bran Stark" by Richey Beckett

"Jaqen Hghar" by Joao Ruas

"Little Lion" by N.C. Winters

"In the House of the Undying" by Daniel Danger

"Mother of Dragons" by Jason Edmiston


Mis 15 series y miniseries de terror favoritas (I)

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Uno de mis géneros predilectos es el terror. Desde bien pequeña he leído la revista ‘Creepy’ (que me compraba mi abnegada madre) y, cada viernes, religiosamente, sacaba del videoclub de mi barrio dos películas: una de ellas siempre era de miedo. Lo mejor de todo es que soy una cagueta (aunque ahora lo disimulo mejor). Mi padre se parte al recordar cómo salí zumbando hacia mi cuarto al escuchar la música del comienzo de ‘La noche de los muertos vivientes’ después de dar la brasa durante toda la semana para que me dejaran verla. Según él, rompí la barrera del sonido. En mi defensa diré que tenía ocho años.

Total, que durante mi vida he visto innumerables películas de terror (aquí os recomendé algunas), porque las series todavía no proliferaban como hoy en día. A estas alturas, sin embargo, ya se han creado las suficientes para confeccionar una aceptable lista de quince series de terror con las que pasar un buen-mal rato. Una cosa hay que dejar clara: en este género (con algunas honrosas excepciones como ‘Twin Peaks’ o ‘Carnivàle’), no se puede hablar de calidad excelsa. Al igual que pasa en el cine, el terror suele tener un punto un tanto cutre que considero parte de la diversión como ver zombis gomosos o sangre que parece el pintauñas de mi abuela. Aquí dejo mi selección. Espero que os aporte algo nuevo.




1. Twin Peaks (ABC, 1990)

Si no has visto ‘Twin Peaks’ no sé a que estás esperando. Uno de los universos seriéfilos más fascinantes y terroríficos se esconden en este pueblo lleno de mujeres guapísimas, tarta de cerezas, lechuzas que vuelan en la noche y el cadáver más famoso de la tele: el de Laura Palmer.

De qué va: Laura Palmer ha sido asesinada. El agente del FBI Dale Cooper tratará de averiguar qué ha sucedido… pero nada es lo que parece. Los estrambóticos habitantes de la localidad irán aportando diferentes pruebas del caso, y se irán desvelando los secretos más abyectos.

Puntazos: Es lo mejor que ha hecho David Lynch en su vida (junto a Mark Frost); tiene las cortinas más rojas del mundo, un diario íntimo y una BSO a cargo de Angelo Badalamenti que se grabará a fuego en tu mente.

Más info: Twin Peaks, terror entre cortinas rojas



2. Carnivàle (HBO, 2003)


Considerada hoy en día como una serie de culto debido a su cancelación tras la segunda temporada, ‘Carnivàle’ es un producto para paladares exigentes. A medio camino entre el misterio y el terror, la atmósfera, el tono, el ritmo de la narración, los personajes que trascienden los clichés, la convierten en una pesadilla onírica con escenas realmente inquietantes y personajes imposibles de olvidar.

De qué va: Un circo ambulante transita por los polvorientos caminos de América durante la Gran Depresión. Magia, lucha entre el bien y el mal, freaks de feria (siamesas, mujer barbuda, mentalista, hombre lagarto…) y un jefe misterioso que nunca se deja ver…

Puntazos: Samson, el director de la caravana, es ni más ni menos que Michael J. Anderson , el enano más bailongo de ‘Twin Peaks’. Además, quedarás hipnotizado por la ambientación y la fotografía, que son realmente soberbias.

Más info: Los polvorientos y oníricos caminos de ‘Carnivàle’


3. Dead Set (Channel 4, 2008) 


Channel 4 ha apostado por las series distintas, un tanto indies, para un público al que le gusta ver cosas diferentes. En esta ocasión acertaron con un holocausto zombi y, como supervivientes, ¡los concursantes de Big Brother! (que deberían ser los primeros en morir, todo sea dicho).

De qué va: Apocalipsis zombi en UK. Los muertos vivientes asaltan el plató de Gran Hermano y Mercedes Milá los invita a participar en el programa (noooo, es broma, pero ¿a que molaría?).

Puntazos: Es una miniserie con un humor muy negro, escrita por el gran Charlie Brooker (‘Black Mirror’) y cameos de verdaderos participantes de Gran Hermano. Si no quieres que se merienden tus criadillas, run for you life!




4. Afterlife (Las voces de los muertos) (ITV, 2005)


Al menos a mí, el tema de los espíritus, ouijas y susurros en la oscuridad es lo que más cagallón me da. Esta serie británica, protagonizada por Lesley Sharp, fue un auténtico éxito en UK y, aunque su factura es un tanto cutre, los guiones consiguen que superemos nuestra aversión inicial y nos sumerjamos de lleno en la historia.

De qué va: Alison Mundy es una médium a la que atormenta un espíritu. El Dr. Robert Bridge comenzará a relacionarse con ella debido a su interés escéptico por los fenómenos paranormales.

Puntazo: El Dr. Bridge es Andrew Lincoln, el famoso Rick de ‘The Walking Dead’, aunque todavía no le habían ofrecido el papel que lo catapultaría a la fama.




5. Supernatural (Sobrenatural) (The CW Network, 2005)


Cuánto disfruté con las correrías de los hermanos Winchester hasta, quizás, la cuarta temporada. Toca todas las teclas del género: casas embrujadas, vampiros, demonios y todos los monstruitos que puedas imaginar, y añade historias basadas en leyendas urbanas americanas. Los episodios son ágiles y muy entretenidos, y la trama central (que la aleja del procedimental para hacerla más serial), está bien construida y engancha. Buenos sustos, efectos más que aceptables.

De qué va: Los hermanos Sam y Dean Winchester, interpretados por Jared Padalecki y Jensen Ackles, viajan por Estados Unidos investigando sucesos paranormales y tratando de desvelar extraños acontecimientos relacionados con su vida.

Puntazos: La química entre los hermanos: uno modosito (Sam) y otro más rockero (Dean); una BSO con temazos que te harán agitar la melena y escopetazos de sal para acribillar a los espíritus malignos.


6. Harper's Island (CBS, 2009)

Como el famoso libro de Agatha Christie ‘Diez negritos’, en el que se basa, ‘Harper’s Island’ se sitúa en una isla. Las celebraciones de una boda empiezan a torcerse cuando aparece un psicópata que hará de todo menos ir de pesca. Sin ser una serie de una gran calidad, sus trece episodios entretienen (si no esperas mucho de ellos) y pueden hacerte botar en el sillón.

De qué va: En una isla cerca de Seattle se va a celebrar una boda, pero el feliz acontecimiento hace aguas cuando empiezan los extraños asesinatos de los asistentes. Cualquiera puede ser el asesino. Y no pueden escapar.

Puntazos: Secretos inconfesables, sospechosos 'everywhere' y muchas similitudes con pelis de terror adolescente como ‘Halloween’ o ‘Sé lo que hicisteis el último verano’.


7. Paranoia Agent (WOWOW, 2004)


‘Paranoia Agent’ es un anime sobresaliente, que te atrapa desde el primer momento y te sumerge en un universo de delirios, pesadillas y traumas, con multitud de referencias culturales no sólo a mangas y películas de animación japonesas, sino a mitología fantástica y films de culto.

De qué va: A través de la historia del Chico del Bate, una siniestra presencia que, montada en unos patines y armada con un bate de béisbol dorado, ataca a sus víctimas, se configuran trece impactantes narraciones que nos muestran personajes perdidos, mentalmente inestables, que intentan sobrevivir en el Japón actual donde la incomunicación y la soledad son las notas dominantes.

Puntazos: Alusiones a ‘Blade Runner’ y ‘Akira’; te quedarás alucinado con Maromi, el muñeco más mono y omnipresente del mundo, y bucearás en el mejor terror psicológico que hayas visto en la pequeña pantalla.

Continuará la semana que viene...

Mis 15 series y miniseries de terror favoritas (II)

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Si la semana pasada te dejaba la primera parte de mis series y miniseries preferidas para no pegar ojo en toda la noche, ¡no sufras más! Aquí está el resto para seguir asustándote de lo lindo:

8. It (Warner Bros. 1990)

Derry, Pennywise, aquí abajo todos flotan… Los fans de Stephen King no pueden perderse esta miniserie basada en una de sus novelas más terroríficas. Aunque la adaptación televisiva no esté, ni de lejos, a la altura del libro, te hará pasar un buen rato poniéndote los pelos de punta.

De qué va: Una oscura fuerza de origen desconocido está asolando de nuevo la población de Derry. Un grupo de amigos de la infancia volverá a reunirse para tratar de destruirla.

Puntazos: Ver a Tim Curry (‘The Rocky Horror Picture Show’) interpretar a Pennywise, el payaso más horripilante de todos los tiempos, es lo mejor de esta miniserie que también ganó un Emmy a la mejor música.


9. The Secret of Crickley Hall (BBC, 2012)

Si te gustan las casas encantadas (uno de mis temas predilectos), disfrutarás con esta miniserie británica de tres episodios basada en el best seller homónimo de James Herbert. Aunque prometía mucho más y pierde fuelle a medida que avanza, un buen amante de las series de terror no debe dejar de verla porque tiene momentos escalofriantes.

De qué va: Una familia destrozada por la desaparición del hijo pequeño se muda a la mansión Crickley Hall. Pero este lugar esconde secretos del pasado y los sucesos sobrenaturales no tardan en hacer acto de presencia. Eva, la madre, siente de nuevo la conexión especial que le unía a su hijo perdido.

Puntazos: Si crees que Tom Ellis (el novio de la gran Miranda) es un quesito, podrás gozar de  su presencia, porque es el padre de la familia. La hija es ni más ni menos que Maisie Williams, Arya Stark de ‘Juego de Tronos’.



10. Salem’s Lot (El misterio de Salem's Lot, Warner Bros. Television, 1979)

Los que nacimos en la década de los setenta o a principios de los ochenta siempre recordaremos con un escalofrío esta Tv Movie emitida en España como miniserie. Aunque vista ahora pueda provocar una sonrisa (y algún que otro bostezo), ‘El misterio de Salem’s Lot’ es un clásico del género que marcó época. Si te gustan los chupasangres y eres fan de Stephen King, disfrutarás viéndola, aunque te aconsejo que no esperes demasiado de ella y reúnas a unos cuantos amigos y una botella de vino para su visionado. La escena de la ventana sigue dando bastante mal rollo…

De qué va: Ben Mears regresa a Salem’s Lot, su pueblo natal, para escribir una novela. La antigua casa de los Marsten, donde Mears vivió un suceso terrorífico de niño, sigue en pie, en lo alto de la colina, tan amenazante siempre. Y está ocupada por un nuevo inquilino, el anticuario señor Barlow, que ha llegado al pueblo con un ayudante...

Puntazos: La serie esté dirigida por el mítico Tobe Hooper, director de leyendas como ‘La matanza de Texas’ o ‘Poltergeist’. Y ver a James Mason como Straker, el ayudante del vampiro, no es moco de pavo.


11. Masters of Horror (Showtime, 2005) 

Antología de episodios autoconclusivos de una hora de duración, cuyo atractivo fundamental es que consiguió reunir a directores célebres del cine de terror como John Carpenter, Tobe Hooper, Joe Dante, David Cronenberg, Dario Argento y Wes Craven, entre otros. Una advertencia: la calidad de los episodios varía mucho. Hay algunos geniales como ‘Jenifer’, de Dario Argento, ‘Cigarrete Burns’, de Carpenter, o ‘Dance of the Dead’, de Hooper, y otros sencillamente infumables. Los mejores suelen coincidir con los nombres de directores reputados. Tiene dos temporadas.

De qué va: Historias independientes cuyo nexo de unión es el terror. Hay adaptaciones de Poe, Lovecraft, de cómics y, sobre todo, profusión de todo tipo de monstruos, apariciones sobrenaturales y… sangre.

Puntazos: Algunos de sus episodios consiguen algo tan difícil en el género como la originalidad. Sustos y escalofríos garantizados. También más de una decepción, para qué vamos a engañarnos.


12. American Horror Story: Asylum (FX, 2012)

Aunque su primera temporada no me llegó a enganchar, la segunda, que cambia el escenario de la casa encantada por un manicomio para criminales dementes (en un nuevo formato televisivo que podríamos denominar temporada antológica), consiguió que esperara con ansia el episodio cada semana. Experimentos, exorcismos, leyendas urbanas y delirantes psicopatías se combinan en esta serie mamarracha, barroca, alocada y muy ‘creepy’.

De qué va: Año 1964. La institución mental Briarcliff guarda en su interior sórdidas historias de pacientes, doctores y enfermeras.

Puntazos: Una opening terrorífica, un reparto lleno de actorazos como Jessica Lange, Zachary Quinto, James Cromwell, Chloë Sevigny; estrellas invitadas de lujo como Ian McShane, y ¡hasta un número musical chanante!

El padre Jacob, protagonista de 'Apparitions'
13. Apparitions (BBC, 2008)

Otra estupenda miniserie británica de seis capítulos, con el sello de calidad de la BBC y un buen reparto actoral. En esta ocasión, los demonios acechan para hacer de las suyas y el valeroso padre Jacob luchará con uñas y dientes (y oraciones a tutiplén) para mantenerlos a raya.

De qué va: El padre Jacob, una especie de detective de lo sobrenatural y gran exorcista dotado de inquebrantable fe, ve cómo los milagros y las manifestaciones diabólicas empiezan a sucederse con mayor intensidad. Algo está sucediendo, y la cosa no pinta nada bien… hasta el Vaticano interfiere en su labor.

Puntazos: Si la posesión de Linda Blair en 'El Exorcista' te dejó con ganas de más y escuchar voces satánicas y guturales te parece el súmmum de la diversión, aquí tienes nuevas dosis de «¡El poder de Cristo te obliga!».  


14. The Twilight Zone (La dimensión desconocida, CBS, 1959)

Los fans de la ciencia ficción, el terror y la fantasía no pueden perderse una de las series míticas de la televisión, con 156 episodios autoconclusivos repartidos en cinco temporadas, que poseen ese aroma clásico en blanco y negro de un tiempo donde las ficciones para la pequeña pantalla comenzaban a rodar. Los variopintos temas tienen ese toque onírico, kafkiano y futurista que los sitúa en los límites de la realidad.

De qué va: Mayoritariamente escrita por Rod Serling, que también presentaba los episodios, la serie contó con las plumas Ray Bradbury y Richard Matheson, entre otros escritores de renombre, y muchos de sus capítulos fueron adaptaciones de relatos.

Puntazos: Una opening que ha pasado a formar parte de la cultura popular, varios premios Emmy al mejor guión y las caras conocidas de estrellas como Buster Keaton, Burgess Meredith, y jóvenes actores que, posteriormente, se convertirían en estrellas (Leonard Nimoy, Robert Duvall, Burt Reynolds, Dennis Hopper y Robert Redford).





15. Les Revenants (Canal +, Francia. 2012)

‘Les Revenants’ parte de una premisa recurrente en el género fantástico: ¿qué pasaría si los muertos regresaran?, pero lo hace desde un enfoque contemporáneo, dejando de lado ojos colgantes y podredumbre para adentrarse en un drama psicológico, de insinuaciones y ambigüedad, con ciertas notas de suspense y terror, a través de varias historias.

De qué va: En una pequeña población alpina, al lado de una enorme presa, los muertos comienzan a regresar. Nadie comprende qué ha sucedido.

Puntazos: Reparto coral, grandes actuaciones, misterio, drama existencial y la música absolutamente brillante de Mogwai

Más info sobre 'Les Revenants'





Por qué nos enganchan las series o cómo desvirtualicé a Alberto Nahum García

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Como suele suceder, me enteré por una amiga de Twitter. Alberto Nahum García, autor de Diamantes en serie, uno de los blogs de referencia para aquellos que deseen profundizar en las ficciones estadounidenses y británicas (y mi favorito), iba a dar un curso de verano en Alicante, organizado por la Universidad Miguel Hernández. El título no podía ser más atractivo para alguien como yo: El Guión de Ficción Televisiva: una Introducción al Relato Serial. Así que ni corta ni perezosa le dije a mi santo marido: «Te quedas con el niño, que yo me voy de curso.»

Cuando sigues el blog de alguien llegas a conocer muchos aspectos de su personalidad, entre otros, su minuciosidad y grado de exigencia en el trabajo. En este caso, estaba convencida de que el curso iba a ser una maravilla, ya que las críticas de Alberto son filigranas elaboradas, metódicas, exhaustivas, pero con ese toque cercano y sin pedanterías tan difíciles de encontrar. Gracias a personas como él, los que empezamos en el mundillo de los blogs y las series hemos aprendido a «mirar» la televisión de una manera más profunda, y a analizar más pormenorizadamente las ficciones que tanto amamos. Si hay algo que valoro en una review es su capacidad de hacerme reparar en detalles que me habían pasado desapercibidos para llegar a una argumentación más compleja y completa. Y él lo consigue. Además, en las distancias cortas es una persona amable, que logra transmitir su pasión.



Alberto en medio, de azul. Yo al lado, de blanco y cara de pasmo 
Por supuesto, el curso estuvo a la altura de lo esperado y más. Fueron tres días intensos, en jornadas maratonianas de 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 18.00, donde un grupo de personas amantes de las series de televisión como ‘The Wire’, ‘Los Soprano’, ‘Battlestar Galactica’, ‘The Shield’ y muchas otras pudimos ahondar en diversas cuestiones de interés que detallaré a continuación, ejemplificadas con numerosos y sabrosos vídeos seleccionados con gran acierto, que hicieron más comprensible aquello que se explicaba. Y, claro, otra de las cosas jugosas que tienen los encuentros de este tipo es poder desvirtualizar a personas que sigues en las redes sociales y conocer a nuevas que comparten tus mismos intereses. Desayunos, comidas, clase… todo el día hablando de series sin parar. ¿Qué cansancio, verdad? ;)

¿Por qué estamos enganchados a las series?
Descifrar las claves que han hecho triunfar en el mundo entero la concepción de relato serial extendido, que nos ha dejado obras maestras como ‘The Wire’ o ‘Los Soprano’, por citar las más conocidas, fue el arranque del curso. ¿De qué nos habló Alberto? Necesitaría una serie de post para sintetizar todo lo que allí se dijo, pero, para que os hagáis una idea, estas son las ideas principales: 


    1. En los últimos años, y gracias a la apuesta de cadenas como la HBO para crear una imagen de marca basada en las series, hemos asistido a una sorprendente revolución donde las historias para televisión se han sofisticado de una manera asombrosa gracias a una «ambición temática» sin parangón, que habla de «yo» y la sociedad de una manera profunda y transgresora. ¿La clave del éxito? Las posibilidades que ofrece un relato expandido, capaz de emular la vida y sus innumerables senderos, tomándose tiempo para la contemplación de los detalles y hacer crecer a los personajes. Esta ambición temática, que se ha extendido del cable a las cadenas generalistas o Networks, ha creado un círculo virtuoso que está fomentando la mejora en las ficciones televisivas de todo el mundo.                                                                                                                    
    2. Los personajes han adquirido unos claroscuros psicológicos que sólo habíamos encontrado en la literatura. Sus conflictos, emociones y relaciones con otros personajes a lo largo de numerosas temporadas nos permiten asistir a su evolución, cambios y contradicciones, creando una historia rica en matices morales que nos implica emocionalmente, que nos hace conectar con ellos y posicionarnos de su lado incluso si sus decisiones son cuestionables desde el punto de vista ético, como sucede con Walter White, Tony Soprano o Dexter. En este sentido, me parece imprescindible el artículo que Alberto ha escrito para Jot Down: ‘Amar a Walter White, odiar a Walter White’                                                                                                                                    
    3. El relato ha buscado vericuetos estructurales innovadores para sorprender e impactar al espectador yendo más allá de los flashbacks o flashforward: universos alternativos, saltos en el tiempo, paradojas (‘Lost’, ‘Fringe’ o ‘Supernatural’); ha construido su argumento en tiempo real  (‘24’); ha empleado elementos oníricos; ha contado la historia desde diferentes puntos de vista o centrándose en un único espectador; se ha mirado la barriga hablando de la televisión por dentro (‘30 Rock’, ‘Studio 60’) e, incluso, ha sacado partido de la autoparodia (‘Extras’, ‘Episodes’, ‘Life’s Too Short’, ‘Curb your Enthusiasm’).                                                                                                  
    4. Además, las producciones para la pequeña pantalla ya no tienen nada que envidiar al cine; la distribución se ha globalizado; el espectador se ha vuelto más exigente e independiente de las fórmulas tradicionales de consumo televisivo, y se han creado efervescentes narrativas transmedia que no sólo nacen de las cadenas para alimentar al fan sediento, sino que implican al espectador, creador de nuevos contenidos (blogs, wikis, Twitter, precuelas, secuelas, múltiples fórmulas artísticas y un largo etcétera).  


Comedia y drama: el análisis del piloto
Otro de los puntos más interesantes del curso ha sido el análisis de tres pilotos: el de ‘Breaking Bad’ (amigos, ¡aquí estaba ya todo planteado!), y dos de comedias: ‘How I Met Your Mother’ y ‘Modern Family’. Aparte de disfrutar viendo las series en grupo (cómo me gusta ver/ oír a la gente emocionarse y reír), hemos desmenuzado la estructura, trama principal y secundarias, los conflictos de los personajes y cómo se traducen en imágenes, un ejercicio que ayuda a ahondar en la comprensión del relato y a asimilarlo en todos sus detalles.

En relación a la disección de las comedias he aprendido algo muy curioso que nunca antes había leído: los estereotipos de personajes (perdedor adorable, atontado/perdedor, mujeriego/cabrón, la lista, «bitch», neurótico, materialista/superficial y el personaje que vive «en su propio mundo»). Os invito a que cojáis una comedia cualquiera e intentéis catalogarlos: es realmente divertido (y difícil en ocasiones). También ha sido fascinante y muy útil para posteriores análisis conocer cuáles son los recursos cómicos más habituales.

Por supuesto, ha habido mucho más, y nos lo hemos pasado bomba. Así que si tienes la oportunidad de apuntarte a algún curso de Alberto, no lo dudes. Do it. Por todo ello, ¡gracias Alberto!

PD. Gracias a Miguel Carvajal por hacer posible este curso de verano y por coordinarlo estupendamente. Esperemos que esto sea el principio de la Locura Seriéfila en la Terreta.

A continuación os dejo la bibliografía del curso. Yo ya estoy leyendo alguno de ellos.

Balló, J. y Pérez, X.: La semilla inmortal, Anagrama, Barcelona, 1997.
García Martínez, A. N.: "Una máquina de contar historias. Complejidad y revolución del relato televisivo", La Televisión en España. Informe 2012, Ediciones Deusto, Barcelona, pp. 225-246.
Vorhaus, J.: Cómo orquestar una comedia: los recursos más serios para crear los gags, monólogos y narraciones cómicas más desternillantes, Barcelona, Alba, 2005.
Innocenti, V. y Pescatore, G.: “Los modelos narrativos de la serialidad televisiva”, La balsa de la medusa, nº 6, 2011, pp. 31-50.
McKee, R.: El guión: sustancia, estructura, estilo y principios de la escritura de guiones, Alba, Barcelona, 2002.
Mittel, J.:“Film and Television Narrative”, en Herman, D.: The Cambridge Companion to Narrative. Nueva York: Cambrige University Press, pp.156-171.
Nelson, R.: State of Play. Contemporary “high-end” TV Drama. Manchester: Manchester University Press, 2007.
Sánchez-Escalonilla, A.: Estrategias de guión cinematográfico, Ariel, Barcelona, 2002.

El diablo vestido de blanco

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(Atención, SPOILERS del episodio 5.9) Los remordimientos han desaparecido. Heisenberg ha desaparecido. La transformación se ha completado. El diablo vestido de blanco ha hecho acto de presencia para mentir con un cinismo aterrador, calmado, despiadado, similar al de Gus Fring. Walter White, haciendo gala de su verdadero nombre (ahora percibimos con toda su fuerza la antítesis simbólica del nombre del protagonista en la historia), se ha convertido en el isómero izquierdo de la Talidomida, el que él mismo describía a sus alumnos como el causante de graves malformaciones para las embarazadas, en contraposición al beneficioso isómero derecho, al principio de la serie.

La imagen especular de las moléculas es definitiva. Bien versus mal. Negro versus blanco. Activo versus inactivo. Jekyll versus Hyde. El viaje hacia el lado sombrío ha concluido y la chaqueta negra, el sombrero negro, las gafas de sol ya no hacen falta. El cáncer ha vuelto y el alma de Walt ha perdido cualquier atisbo de humanidad. Está podrido. Pero el exterior es impoluto, inmaculado. Una fachada perfecta. Y el personaje, hasta ahora caracterizado exteriormente con los ropajes negros de Heisenberg, viste de blanco. Ropa nueva, elegante. El nuevo 'capo' está aquí.



«Talidomina: dos compuestos orgánicos pueden ser imágenes en el espejo el uno del otro a nivel molecular. Pero, aunque parezcan iguales, no siempre se comportan de igual forma. Por ejemplo… (duda, parece que piensa ¿en sí mismo?) Por ejemplo la Talidomina. El isómero derecho de la Talidomina es un buen medicamento para las embarazadas porque evita las nauseas. Sin embargo, el izquierdo, sumistrstrado causa graves malformaciones. (..) Activo, inactivo. Bueno, malo.» (Episodio 1.2. Walter en clase de química)

Porque si algo ha definido la lucha entre el bien y el mal a lo largo de las temporadas era ese resquicio para el arrepentimiento de Walt, la parte humana que llora cuando deja morir a Jane víctima de una sobredosis, o cuando se abate por las mentiras y de la tristeza que ha causado a su familia cuando cree que va a fallecer en el desierto, al agotarse la batería de la autocaravana. Pero ese hombre dejó de existir con ese alegre y terrorífico silbido, mientras el cuerpo del muchacho de la moto (Drew Sharp) se disolvía en un bidón de ácido en la primera parte de la quinta temporada.

Entonces apareció el hombre impasible, el que mira una mosca mientras piensa en asesinar a los hombres de Mike en la cárcel; el soberbio, el arrogante, el que no permite que nadie le lleve la contraria. Y este ser despiadado, que no cree en nada (el alma no existe, sólo la química, le dice a Gretchen en el 1.2), es el que va a visitar a Jesse para que acepte ese dinero sangriento, y el que afirma sin inmutarse, palmeando la espalda de Pinkman de manera despreciable: «Este es tu dinero, vamos, tú lo ganaste (…) Tienes que dejar de enfocarte en la oscuridad tras de ti. El pasado es el pasado. Nada puede cambiar lo que hemos hecho. Pero ahora todo se terminó. Estás fuera, yo también.»

Pero Jesse no puede ni mirarlo. También su transformación ha concluido. Ambos, alumno y mentor, han caminado en direcciones opuestas, y casi han llegado a su destino. Jesse ya no siente miedo hacia Walt, sólo un profundo desprecio que se manifiesta en sus labios fruncidos, en su incapacidad de mirarle. La sombra de Drew Sharp es demasiado alargada, y los remordimientos le comen por dentro. Ante la falta de opciones, Jesse se convierte en un catalizador del caos, repartiendo fajos de billetes por el vecindario, billetes que son pistas, billetes que son bombas de relojería…

Libertad o muerte
Este magistral episodio nos ha ofrecido muchas claves para entender el final del sendero de esta narración que nos ha mantenido con el corazón en un puño desde el minuto uno. La primera y más importante es que Mr. White vivirá libre o morirá. El miedo, como él mismo afirma en el 2.8, es su peor enemigo. Así lo asevera la matrícula de su coche que vimos en el 5.1 («Live free or die»), cargado con una M-60, el veneno que ha recogido de su casa (¿para él mismo en caso de verse acorralado?) o la vuelta del cáncer, que actúa como elemento libertador. Porque Walter, aunque repita una y otra vez a su mujer, a Jesse, a sí mismo, que lo ha dejado, sabe que el monstruo que ha creado tiene los tentáculos demasiado largos… Lydia está cabreada. Y es una zorra peligrosa. Las consecuencias de sus actos están por todas partes, rodeándole. 

El otro W.W
Además, Hank por fin ha atado cabos. Porque, si este ha sido el episodio del diablo vestido de blanco, también ha sido el de la revelación de Hank. La soberbia interpretación de Dean Norris, que denota la terrible amargura, la rabia, el sinsentido de la traición de su cuñado, su orgullo herido al no haberse dado cuenta antes, es valedora de un sinfín de elogios. La secuencia es prodigiosa. En el aseo de Walter todo ha cambiado para él. El que sale por la puerta ya no es el mismo hombre. Guarda el ‘Hojas de Hierba’ en su mochila y observa a Walt desde la ventana del salón, con la pequeña Holly en brazos. «You’re the devil», dice Marie casualmente, y las palabras se superponen a la imagen de Mr. White en un impactante momento. Hank se excusa. Se siente mal.  No puede ni mirar a Walt cuando este se le aproxima con la niña en brazos para despedirse. La ansiedad se apodera de nuevo de él en el coche. Su mirada lo dice todo.

Sin embargo, dejadme que aventure algo: no creo que Hank sea la causa del cerco a Walt porque, tal como le promete en el 1.4 al enterarse de que tiene cáncer:  «Pase lo que pase siempre cuidaré de tu familia». Además, las consecuencias son demasiado terribles para él: su propia carrera en entredicho, la destrucción de su familia, el terrible golpe para Walter Junior, con quien  Hank siempre ha mantenido una relación cuasi paternal. Sin embargo, el envite de Walt es demasiado alto y Hank tiene una flecha clavada en su amor propio. «No sé quien eres, no sé ni siquiera con quién estoy hablando», dice Hank. «Si eso es cierto, si no sabes quién soy, entonces quizás tu mejor opción sería ir con cuidado», responde Mr. White, con toda la ira acumulada contra un hombre que siempre ha sido el héroe de su hijo. 

Este momento climático es precedido por una extraordinaria escena visual donde Hank conecta las claves del caso a ritmo de rock psicodélico (qué fascinante montaje musical posee ‘Breaking Bad’, señores), y que sirve para recapitular, a través de las pruebas guardadas en las cajas, algunos personajes y momentos clave de la historia: Gale, Tío Salamanca, Gus, los hombres de Mike asesinados en la carcel, la foto que se hizo Hank con uno de los hombres de Tuco (que se murió desangrado al quedarse atascado en el cementerio de coches), el vídeo del cutre-robo del barril de metilamina  y, cómo no, el dibujo de Heisenberg que adoraban en el altar de la santa Muerte, uno de los iconos de la serie.

De vuelta al futuro
El episodio arranca con uno de esos brutales 'cold open' a los que nos ha (mal) acostumbrado Vince Gilligan, una secuencia que conecta con el inicio de la temporada para recordarnos que, tras su 52 cumpleaños, la vida de Walt ha dado un giro de 360º. Su aspecto decrépito, de vagabundo; la casa familiar fantasmagórica con el nombre de Heisenberg pintado en la pared como si fuera una leyenda urbana; la terraza de la casa con la piscina, donde tantas escenas familiares hemos visto, utilizada para patinar.

Walt se mira en uno de los espejos rotos de la casa. Su imagen es borrosa, como si estuviera desapareciendo. La vecina que antes le saludaba con amabilidad deja caer la bolsa de comestibles ante su presencia. Tiene miedo. ¿Acaso Walt terminará convertido en un mito, en una sombra con la que asustar a los niños?

Veremos

P.D No, Badger, no vas a ganar un Emmy por tu actuación del coñazo-guión de ‘Star Trek’

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‘Orange is the New Black’, entre la brillantez y el caos

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(Atención, SPOILERS) Antes que nada me gustaría dejar claro una cosa: ‘Orange is The New Black’ es una buena serie, pero dista mucho de ser una gran serie. Una vez terminada la primera temporada siento que no todo ha cuajado, que muchas de las historias han quedado diluidas en un guión que quiere contar demasiadas cosas, presentar demasiados personajes y que, al final, queda deslavazado, con numerosos personajes sin definir, sin un pasado que nos haga empatizar con ellos. Y esto es una pena, porque hasta la mitad de temporada la serie es brillante: tiene fuerza, potencial y un humor corrosivo que te hace pensar que vas a ver una obra excepcional.

Sin embargo, a partir de episodio 1.6, OITNB empieza a convertirse en una amalgama de situaciones yuxtapuestas, algo caóticas y deshilvanadas, que empezaron a aburrirme. «¿Qué demonios ha pasado aquí?», pensé cuando terminé la temporada. No lo entendía, porque con la primera parte había disfrutado mucho. Entonces, después de analizar los capítulos, me di cuenta de que el problema fundamental radicaba en la estructura y el tiempo dedicado a cada uno de los personajes. Para que os hagáis una idea más clara: en OITNB pasa un poco lo que sucedió en la segunda temporada de ‘Juego de Tronos’: tantos personajes y tramas acaban convirtiéndose en un caos y el tirón dramático se evapora.


Pero veámoslo con más detenimiento. Aparte de un episodio piloto que sirve para presentar el conflicto principal, es decir, una pija rubia que no acaba de definirse sexualmente y va a la cárcel por un delito de drogas que cometió diez años antes, la verdadera identidad de la serie comienza a forjarse a partir del segundo episodio, cuando Jenji Kohan empieza a introducir mediante «flashbacks» las historias de los principales personajes femeninos, con un tono de comedy-drama muy afilado que nos mantiene con una media sonrisa constante. Aquí radica la principal virtud de la serie: la de presentar retratos femeninos que, sin ser muy complejos desde el punto de vista psicológico, esbozan una tipología pintoresca e incisiva de caracteres.

Los cinco primeros episodios nos dejan un estupendo sabor de boca y ganas de más:

Red, mi personaje favorito de la serie
El 1.2 cuenta la historia de Red, la implacable (pero sensible) jefa de cocinas que, tras sentirse ninguneada por las mujeres de los mafiosos rusos, descubre su talento para el crimen (¿os suena cierto Walter White?). Y sigue todavía mejor en el 1.3, con la historia de la transexual Sophia Burset, que tiene una de las escenas más logradas de la serie: la del duro bombero que, en el vestuario, se quita el traje para mostrar un juego de braguitas y sujetador rosa pasión. Por cierto, no puedo dejar de hacer referencia al «osito panda de peluche con un ojo chamuscado» al que alude su compañero. ¿Os suena de nuevo, bitches? Pues claro, porque las referencias «meta» son uno de los bombones de OITNB, que hacen que nos relamamos los bigotes de gusto.

Si no teníamos suficiente, el 1.4 nos relata el espeluznante pasado de miss Claudette, una niña negra y emigrante, obligada a pagar la deuda de sus padres trabajando para una empresa de limpieza (administrada por una dama de hierro en la que, posteriormente, ella se convertirá), y  su ulterior crimen. Y el 1.5 nos cuenta la historia de Daya, una joven latina con una madre egoísta y muchos hermanos, a los que cuida como si fueran propios. Estos episodios (del 1 al 5) tienen algo en común: el guión otorga suficiente tiempo a los «flashbacks» para ahondar en los conflictos de los personajes, haciéndonos sentir empatía por ellos y entender sus comportamientos en prisión.

Comienza el maremágnum
Sin embargo, a partir del 1.6, la estructura de los episodios empieza a convertirse en un mosaico de historias y personajes un tanto caótico. Nichols, la lesbi yonki y desmelenada, es la protagonista del siguiente «flashback» (más corto y menos elaborado), que se combina con otras tramas como la elección del consejo asesor o la introducción de nuevos «flashbacks» de personajes como el de la oportunista religiosa Pennsatucky. De aquí en adelante, el maremágnum de personajes y de nuevas tramas es tan prolífico que las historias empiezan a languidecer y a perder ritmo e intensidad dramática. 

Además, los «flashbacks» empiezan a hacer referencia a personajes recurrentes (y no del reparto principal) como Janae Watson, la atleta negra, o Tricia, la yonki rubia que se suicida (sí, he tenido que mirar sus nombres en la Wikipedia y no es que tenga mala memoria), y se incorporan escenas que nos cuentan superficialmente más cosas (sí, todavía más) de personajes como Yoga, Bennet, Crazy Eyes, Morello, Caputo, Healy, Big Boo, Pornstache, Sister Ingalls, etc., además de mostrarnos la historia de Larry, Larry y el hermano de Piper, el pasado de Alex y Piper, el pasado de Piper y Larry, Larry y sus padres, el pasado de Alex… Uf, ¿no estáis mareados? Yo sí.

Un final que desentona
Aún así, el guión me ha parecido lo bastante sabroso para no darme por vencida, pero he llegado al último episodio con la sensación de que me han querido mostrar un abanico tan amplio de personajes y situaciones que, al final, ha quedado un tanto descafeinado. ¡Y eso que la serie tenía una pauta muy ‘Lost’ que funcionaba a la perfección! En cualquier caso, lo que sí que no me ha convencido es el final excesivamente salvaje, que rompe el pacto de lectura y, sencillamente, no pega ni con cola. ¿Qué hay de la Piper inventiva que, para salir del atolladero con Red, crea una crema con pimiento para calmar los dolores de espalda? ¿O de su capacidad para resistir el hambre porque se ha pasado media vida haciendo dietas extravagantes?

Por todo ello, OITNB no llega a ser lo fantástica que apuntaban los primeros episodios, y me deja con cierto sabor agridulce que espero se subsane en la segunda temporada, ya que la serie posee muchos elementos que merecen la pena: un guión que, en algunas ocasiones, roza la genialidad; un reparto actoral portentoso (qué «feeling» tiene Laura Prepon) y escenas que me han hecho disfrutar sobremanera como el baile de Big Boo o el casting del show navideño. Una última cosa: manda huevos que, en una serie de mujeres, el papel mejor escrito (y el que más nos hace reír) sea el de un hombre. Sí, amigos, porque Pornstache es BRUTAL y dice frases como éstas:

«Todas estas delincuentes quieren un poco de mí, Bennet. ¿Sabes por qué? Son las putas feromonas, tío. Las tienen encerradas durante mucho tiempo y les sale el deseo prehistórico por el olor de un hombre. Me odian a muerte, ¿sabes? Pero no pueden contenerse. Soy asqueroso y les encanta.»

Series en las series en las series…

Ay, si es que somos muy frikis y todas las referencias ‘meta’ nos pirran. Yo he pillado éstas (la de ‘Mad Men’ es evidente y ha sido muy comentada), pero seguro que hay más:
  1. Bien-mal por Larry… yo tampoco me hubiera resistido a ver ‘Mad Men’ si mi santo marido lo meten entre rejas aunque, joder, es un poco rastrero. 
  2. ¿Qué serie está viendo Larry cuando conoce a Piper? Pues claro, ‘Weeds’, la serie donde Jenji Kohan ganó fama con otro de sus personajes a-los-que-odiamos-por-lo-pijos-pero-podemos-entender. 
  3. El osito chamuscado que no llegamos a ver nos recuerda a cierto peluche tuerto y rosa que cae desde el cielo al barrio residencial más famoso de Alburquerque.
  4. Por supuesto, toda la serie en sí misma es una parodia de 'Oz'... aunque no se parezca en nada, claro. 
¿Has visto alguna referencia 'meta' más? ¿La compartes conmigo?

Nota en Mis Puntuaciones

Ficha técnica
Título original: Orange is the New Black
Cadena: Netflix
Año de creación: 2013
Creda por: Jenji Kohan
Temporadas: 1 (13 episodios)
Renovada para una segunda temporada

El odio a Skyler White y los estereotipos femeninos en las series

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El odio hacia Skyler White en ‘Breaking Bad’ no es fruto de la casualidad. Ahora, cuando Anna Gunn publica en el New York Times un artículopreguntándose de dónde viene el resentimiento que su personaje genera en gran parte de los espectadores, el debate sobre por qué sucede esto se intensifica. Y es una cuestión sobre la que se debería reflexionar más a menudo, no sólo cuando surge la polémica. Pero, ¿qué hay detrás de este resentimiento radical e irracional?¿Un machismo subyacente? Sin duda. Pero también existen otros factores. El fundamental, desde mi punto de vista, es que la sociedad está tan acostumbrada a ver en las series de televisión estereotipos de personajes femeninos que, cuando alguno se sale del tiesto o pretende ser otra cosa diferente a lo que debe ser, las críticas feroces hacen acto de presencia.

Lo de Skyler ha sucedido en anteriores ocasiones. El primer caso que me viene a la mente, debido a la virulencia y desprecio de los comentarios, es el de Lena Dunham, una creadora que ha intentado reflejar en ‘Girls’ el mundo de una mujer joven y urbana, alejada de los cánones tradicionales, y que ha sido vilipendiada utilizando unos adjetivos que serían impensables aplicados al género masculino, y que hacen referencia no a la calidad de su obra (incuestionable pese a algunos defectos), sino a su egocentrismo y su físico. Así, se afirma sin pudor que:




  • Lena Dunham es una ególatra. O sea, que cuando Larry David o Louie CK (o Woody Allen) escriben sobre sí mismos (que es lo que hacen todos los creadores, por cierto), ¿también los tachan de mirarse el ombligo? ¡Impensable! Entonces, ¿cuál es el mayor pecado que ha cometido la Dunham? ¿Ponerle a su serie ‘Girls’ en vez de ‘Girl’, y escribir más escenas para ella misma, que además es la protagonista? Despreciable, despreciable…
  • Lena Dunham es desagradable a la vista. Es muy fea, se desnuda fácilmente, va mal vestida, tiene sexo sucio… son algunos comentarios que jamás he visto en el caso de un protagonista masculino. ¿Alguien ha hablado alguna vez de los lamparones en las camisetas de Louie o de la pinta desastrada de Larry David? ¿O de la obsesión por la masturbación? No, claro, que no, porque es la mujer la que siempre tiene que ir monísima de la muerte, la que siempre va con sujetador y braguitas a juego, la que se masturba sin hacer ruido… sí, hasta cuando se trata de reflejar la realidad. Incluso en 'Sex and the City' ellas siempre cuidaban mucho su aspecto, ¡a todas horas!


La zorra, la arpía, la bruja (ATENCIÓN, SPOILERS)
En el caso de Skyler, el odio que suscita, y que incluso llega a contaminar a la propia actriz que interpreta el papel, no sólo se debe a un guión muy efectivo donde se busca que el espectador empatice con el protagonista, sino a que Skyler, en vez de someterse a los designios de la personalidad psicopática de su marido, se revela y planta cara, afeándole la conducta e, incluso, deseando su muerte. Y esto se aleja de los estereotipos de personajes femeninos sumisos (lo veremos más adelante) a los que la televisión nos tiene acostumbrados.

En todo este asunto subyace un planteamiento machista de base: Skyler White es una mujer dependiente económicamente (a pesar de su inteligencia y de ser una solvente contable, como hemos podido constatar). Porque, si Skyler hubiera tenido libertad financiera, el conflicto matrimonial no habría funcionado y, con ello, buena parte de la trama se habría ido al garete. ¿Qué habría pasado? Pues algo más realista todavía: cuando Skyler se hubiera enterado de los «funny games» de Walt y del riesgo enorme que entrañan para su familia, le hubiera dado un zapatillazo y mandado a paseo. Y todo ello sin dejar de amarlo. O sí, nunca se sabe.

Estamos tan acostumbrados a los estereotipos de género y a su utilización en la construcción de historias y personajes que no somos conscientes (o, al menos, no tanto como deberíamos) de la ideología que continúa proyectándose en el espectador. Por  ello, la revolución de las ficciones televisivas todavía debe llegar a la escritura de los personajes femeninos. Se ha recorrido parte del camino, como hemos podido ver en series como ‘Treme’, ‘Girls’, ‘Weeds’ u ‘Orange is the new black’, pero todavía queda mucho por hacer.

Vamos a ver algunos de los estereotipos más instaurados:

Carmela Soprano, mujer florero y ama de casa frustrada
  1. La mujer florero: aunque en series como ‘Los Soprano’, donde el tratamiento de los personajes adquiere tintes más complejos, Carmela Soprano no deja de ser una de esas mujeres que hemos visto en innumerables películas y series donde una casa lujosa, vestidos y joyas pueden comprar su moralidad. En el caso de Carmela, lo que más le fastidia de Tony es su infidelidad. De los crímenes prefiere no enterarse…                                                     
  2. Las pérfidas esposas a la sombra del poder: Meredith Kane, en ‘Boss’; Claire Underwood, en ‘House of Cards’, son otro estereotipo. Mujeres ambiciosas que han medrado gracias a matrimonios con hombres poderosos. En este caso ellas también manipulan, mienten e influyen sobre las decisiones de sus maridos pero, casi siempre, se someten, ya que “lo que está en juego” para ellas es de menor importancia que “lo que está en juego” para ellos.                                                                                                                    
  3. Éxito profesional y mal de amores. Esta categoría es otro estereotipo de personaje femenino. Han triunfado en sus carreras profesionales, pero el coste ha sido que sus vidas amorosas son inexistentes o muy complicadas. Aquí entrarían personajes como Carrie Mathison (Homeland), que se enamora de un terrorista; Debra Morgan (Dexter), cuyo gusto por los asesinos en serie es proporcional a su afición por las pastillas; Peggy Olson (Mad Men), que ha escalado puestos en la agencia pero cada vez se siente más sola y a la deriva, y Carrie Bradshaw (Sex and the City) que, por mucho éxito que coseche su libro, sigue necesitando un hombre (BIG), que la rescate.                                                                                            
    Betty Draper, más que frustrada
  4. El ama de casa frustrada. Están amargadas con sus existencias, la carga de los hijos es dura, se sienten solas sin sus maridos, pero, en el fondo, tampoco hacen nada para dar un vuelco a su situación… aparte de intentar cambiar de pareja. En esta sección entrarían las chicas de ‘Mujeres desesperadas’, Betty Draper, Carmela Soprano, la mujer de Ray Donovan…                                                                                     
  5. El ama de casa feliz de serlo / tía buena. ‘Modern Family’ sería el paradigma, porque mucho “modern” pero, en cuanto al papel de la mujer, la serie es muy tradicional (Gloria es un claro objeto sexual y Claire Dunphy una rubia de buen ver que ha dejado su carrera para cuidar a sus hijos, aunque a veces sea también un «ama de casa frustrada»).  Y tantas otras...                                                                                                                  
  6. La femme fatal. Hermosa, egoísta y utiliza a los hombres a su antojo. Este personaje también puede ser un ama de casa (frustrada o no, por ejemplo Gaby Solís de ‘Desperate Housewives) o, en un escalón más elaborado, con sus teorías sobre el matriarcado y su aura feminista, la gélida inspectora Stella Gibson en ‘The Fall’, que dista mucho de ser un personaje simpático o empático. 


¿Una arpía? ¿Seguro?
Skyler White, que entraría a priori dentro de la categoría ama de casa frustrada, en vez de quedarse sentada y aceptar con una sonrisa (sin cuestionarse nada) los sacos de dinero de Walt, pregunta, se enfada, insta a su marido a abandonar la vivienda, empieza a trabajar en la empresa de Beneke (pese a estar embarazada) para contribuir, tiene un «affaire» y exige saber qué es lo que sucede en su propia casa. Skyler no es un mueble bonito, sino que es una antagonista para Walt. Y esto no gusta. Molesta. Indigna. Tanto, que la cólera y el desprecio alcanzan a la pobre Anna Gunn.

Y, sin embargo, el desarrollo del personaje indica que Skyler tiene más paciencia que el santo Job. Sigue amando a su marido a pesar de todo, aguanta estoicamente las salidas de tono de Walter Junior, miente a su hermana y a su cuñado, blanquea el dinero en el lavadero de coches, sobrelleva la enfermedad de Walt, cría a una niña pequeña, se hace cargo de las tareas domésticas, aguanta el peligro al que la somete a ella y a sus hijos un Walt fuera de control y, en última instancia, ¡¡es la única que no le abandona pese a las mentiras y las atrocidades que comete!! Pero, qué le vamos a hacer, sigue siendo una arpía, ¿verdad?

Piensa sobre ello, please
Por todo ello, si a estas alturas de la serie todavía hay alguien que odie a este personaje, debería plantearse 1) si no está dejándose arrastrar por las ideas de la masa amorfa, 2) si no ha comprendido bien al personaje, 3) si no cree que la mujer pueda tomar decisiones al margen de lo que su marido piense, o una combinación de todo esto. A mí, la opción que más me convence (y que aplicaría a la inmensa mayoría) es la primera, porque lo usual es que la gente no piense de manera crítica y se deje llevar por las opiniones dominantes. Pues no. Para mí ya no me vale el «pobre Walter». El cáncer y proveer para su familia pudieron ser excusas al principio, pero lo que ha hecho, lo convierte en un ser perverso por mucho que bese al bebé. ¡Maldita sea, si hasta es responsable de que dos aviones se estrellen sobre la ciudad al dejar morir a Jane!

LaDonna, una mujer de carácter
Mujeres de verdad
En contraposición, los mejores personajes femeninos que he visto en televisión son los escritos por David Simon en ‘Treme’. No hay estereotipos. Las mujeres que aparecen no se pueden catalogar. Tony Bernette es una concienzuda abogada con una familia que la quiere. Janette Desautel se siente sola, pero no porque no tenga un hombre, sino porque se siente desterrada de New Orleans. Annie, la joven música, combina su carrera profesional con buenas y malas rachas en amores. LaDonna es una mujer independiente, valiente, que se niega a renunciar a su independencia económica aún con un marido que puede mantenerla y con su vida en riesgo.

Girls’, la serie de Lena Dunham, también ha supuesto un soplo de aire fresco en una parrilla donde la mayor parte de los protagonistas son masculinos. ‘Orange is the new Black’ también lo ha intentado, aunque es curioso que una serie que pretende trazar retratos femeninos veraces utilice la imagen de dos mujeres gay (una morena y otra rubia, ambas hermosas) para introducir escenas de soft porn que son una típica fantasía masculina. De esta manera, y como hemos dicho, queda un largo camino por recorrer en la configuración de personajes femeninos que vayan más allá de estereotipos y chiclés que sólo refuerzan una imagen de género que es mucho más compleja e interesante de lo que nos muestran.

PD El odio a Skyler White podría ser comprensible cuando se alinea con su marido, ¡pero aún así continúa siendo una bitch!

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